CÉSAR VALLEJO EN QUIRUVILCA
Dr. Javier Delgado Benites (*)
Quiruvilca
conocido como diente de plata o diente sagrado, es un lugar minero donde existen
yacimientos polimetálicos, fueron explotados y aprovechados apropiadamente por
los antiguos pobladores chucos, antiguos habitantes de la zona, como por los
incas. En la colonia dicho lugar pertenecía a la hacienda de Porcón, la misma
que correspondía al territorio del distrito de Santiago de Chuco, y éste a la
provincia de Huamachuco y posteriormente a la provincia de Santiago de Chuco.
En 1881, Luis
Albrecht tomó posesión de catorce pertenencias mineras. Sobre esa base mandó
construir un lugar de amalgamación en cubas traídas de Estados Unidos. Sin
embargo, por la fuerte cantidad de cobre que contenían los minerales no
consiguió los resultados que esperaba. Al fallecer su hijo Enrique Albrecht
propuso la formación de una sociedad a los capitalistas Gottfried para explotar
dichas propiedades y ensayar los minerales por fundición. Los Gottfried quedaron como únicos poseedores de las
minas, explotándolas con provecho, favorecido con el membrete de Sociedad La Victoria, procesando
plata con el sistema de amalgamación. Apareció Juan Gildemeister,
quien seguía una acción judicial para incluir en las suyas las propiedades de
la Sociedad La Victoria,
bajo el argumento de haber pertenecido a Albrecht. Gildemeister ganó el proceso
legal, lo que motivó para que su testamentario fundará la Sociedad Minera El Bronce, en 1906 la
tenía en su poder.
El 3 de
noviembre de 1900 el presidente Eduardo López de Romaña promulgó la ley creando
la provincia de Santiago de Chuco, elevó el caserío de Cachicadán a distrito y Quiruvilca
no fue mencionado para nada, seguía perteneciendo a la hacienda de Porcón y
tácitamente al nuevo distrito.
En 1907, las
expectativas del desarrollo minero en Quiruvilca originaron los reiterados pedidos
al gobierno para alargar el ferrocarril de Menocucho. La Sociedad Minera Chimborazo integró
una serie de concesiones en el área. En 1908 se informó por la inejecutabilidad
de la construcción de tan anhelada vía férrea hacia las alturas de Quiruvilca.
En 1909, si bien en los tres últimos años fueron descubiertas nuevas zonas
mineras y posesionado gran número de pertenencias, nada avanzaban los trabajos
de exploración. Apenas revestían cierta importancia los de la Sociedad El Chimborazo. Nadie
pensaba todavía en aplicar el método de fundición, faltaban capital económico
para su aplicación, la crisis financiera era permanente.
César Vallejo,
se matricula en 1910 para estudiar en la Universidad Nacional de La Libertad, Trujillo,
pero por inconvenientes económicos deja de estudiar. Al respecto Espejo manifiesta:
“El joven Vallejo tenía la esperanza de conseguir algún empleo en la ciudad de
Trujillo a fin de poder sufragar los gastos de sus estadía y estudios. Los
primeros meses asistió a clases, pero más tarde sus recursos fueron insuficientes
para poder continuar estudiando. Regresa, pues, a Santiago, haciendo antes una
estada en el asiento minero de Quiruvilca, donde probablemente trabaja algunos
meses”. (1).
Espejo es uno
de los principales biógrafos de Vallejo, el escritor hace mención que ese
año no continua sus estudios universitarios por falta de recursos económicos
para sufragar los gastos requeridos, decide retornar a Santiago de Chuco, con
la finalidad de trabajar y ahorrar dinero para seguir sus estudios
universitarios, pero antes de llegar a su lar natal, decide visitar el asiento
minero de Quiruvilca, donde es posible que trabaja algunos meses, pero
en no hace mención que trabaja en la mina (ni administrativo ni
minero), que en esa época se denominaba Sociedad Chimborazo.
Vallejo
en esa oportunidad visita en Quiruvilca al señor Eleodoro Ayllón el Juez de
Paz, quien era amigo y conocido de su padre. El señor Francisco Vallejo era un
connotado defensor de pleitos, muy reconocido por las autoridades de justicia
de ese entonces. El Juez de Paz de Quiruvilca conocedor de las cualidades del
joven Vallejo que ayudaba a su padre en los asuntos de pleitos, decide
contratarlo como su asistente para que lo apoyé en la redacción de documentos y
así poder resolver asuntos cotidianos de los inconvenientes que se presentaban
en la colectividad andina y minera a diario.
El
Dr. Francisco José Del Solar, anota lo siguiente: “Abandonó esta carrera en 1910 (…).
Camino a su pueblo natal, visitó al juez de paz de Quiruvilca Eleodoro Ayllón,
quien le ofreció el trabajo de asistente. No obstante su timidez y su corta
edad (18 años). César se desempeñó eficientemente como escribano y reemplazó en
varias diligencias a su jefe. En esas circunstancias se enfrentó al alférez
Dubois, cuando éste comandaba el destacamento que cuidaba la mina, cuya
administración se había caracterizado por explotar y matar en vida a los
mineros. Una de esas diligencias en las que Vallejo actuó con justicia y
“limitó el abuso de autoridad” de Dubois, terminó, lamentablemente, en el
despido del juez y del escribano por disposición de la Corte Superior de
Justicia de La Libertad (1912)” (2).
Para
el joven Vallejo trabajar en Quiruvilca fue una experiencia enriquecedora
siendo su primer contacto con asuntos judiciales, que posteriormente se verá
reflejado como estudiante y egresado de Jurisprudencia, así como de Juez de Paz
de Primera Nominación de Trujillo. Pero más fructífero fue para su futuro como poeta
y escritor, donde
plasmará su experiencia vivida en el asiento minero de Quiruvilca en su novela
El Tungsteno, el poema Los mineros salieron de la mina y otros.
Vallejo en el asiento minero sintió las asperezas del
clima, pero trató de aclimatarse, compartió las penurias de los obreros
que venían de diferentes lugares de la serranía del Perú, que vivían en lugares
modestísimo
consistente en casas de adobes, tapiales y pircas sin tarrajear, techadas la
mayor parte con paja y pocas con tejas, desordenadas y desperdigadas, ahí pudo ver el sufrimiento
del minero, de los barreteros que trabajaba
con una barra, cuña o pico,
taladro, para levantar y mover el mineral de la roca, luego lo escogían y
separaban el mineral útil y el no útil, para que el capachero que se encargaba de cargar en sus hombros aproximadamente
cuatro arrobas, siendo un trabajo peligroso en los socavones, compartió con ellos
sus tristezas y también sonrió en noches de canticos y fiestas hasta el
amanecer, hizo amistad con muchos mineros, y los viejos que se acercaban a su
trabajo para consultarlo algún caso y así admitían sus consejos generosos. Tuvo
una cercanía con el minero enganchado y explotado por la sociedad minera, pero
ante esas injusticias que observa, logra que sus consejos sean perceptibles en
favor de los mineros.
Su estadía en Quiruvilca lo
plasmó en sus escritos, la novela El Tungsteno, publicada
por la Editorial Madrileña Cenit en su colección de la novela proletaria, es
una novela social, indiscutiblemente, la obra más importante de la narrativa de
nuestro poeta, comienza con una imagen muy vívida del apogeo económico en
Colca, capital del distrito de Quivilca (Quiruvilca). Allí el mundo parece
haberse vuelto loco, porque todo es bullicio y desmesura. De la mano de
esplendor minero, la ciudad experimenta un crecimiento vertiginoso. Por todas
partes se suceden las transacciones comerciales y el dinero corre incontenible,
por otro lado, denuncia con energía el imperialismo norteamericano. Pero emprende,
sobre todo, contra la abyección de una burguesía nacional que se somete, con
increíble servilismo, a los dictados de una potencia extranjera. El poema Los mineros salieron de la mina donde trasmite
la experiencia de los mineros al trabajar en minas, sometiéndose al duro
trabajo y los peligros que tiene que afrontar.
LOS MINEROS SALIERON DE LA MINA
Los mineros salieron
de la mina
remontando sus ruinas venideras,
fajaron su salud con estampidos
y, elaborando su función mental
cerraron con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo.
¡Era de ver sus
polvos corrosivos!
¡Era de oír sus óxidos de altura!
Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de boca (¡Es formidable!)
El orden de sus
túmulos,
sus inducciones plásticas, sus respuestas corales,
agolpáronse al pie de ígneos percances
y airente amarillura conocieron los trístidos y tristes,
imbuidos
del metal que se acaba, del metaloide pálido y pequeño.
Craneados de labor,
y calzados de cuero de vizcacha,
calzados de senderos infinitos,
y los ojos de físico llorar,
creadores de la profundidad,
saben, a cielo intermitente de escalera,
bajar mirando para arriba,
saben subir mirando para abajo.
¡Loor al antiguo
juego de su naturaleza,
a sus insomnes órganos, a su saliva rústica!
¡Temple, filo y punta, a sus pestañas!
¡Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios!
¡Felpa de hierro a sus nupciales sábanas!
¡Mujeres hasta abajo, sus mujeres!
¡Mucha felicidad para los suyos!
¡Son algo portentoso, los mineros
remontando sus ruinas venideras,
elaborando su función mental
y abriendo con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo!
¡Loor a su naturaleza amarillenta,
a su linterna mágica,
a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos,
a sus ojazos de seis nervios ópticos
y a sus hijos que juegan en la iglesia
y a sus tácitos padres infantiles!
¡Salud, oh creadores de la profundidad…! (Es formidable.)
César Vallejo en Quiruvilca,
un asiento minero que lo facilitó algunos indicadores para comprender cómo la
literatura puede llegar a convertirse en herramienta de cambio social, en tanto
hace parte de la formación de una conciencia y una sensibilidad propias de una
clase, cuyas luchas no se libran solo en el campo de la política y de la
economía sino también en el del arte.
En 1911, la
Sociedad Chimborazo cambió su razón social por la de Sociedad Minera
Quiruvilca. El 13 de noviembre de 1916 se eleva a la categoría de distrito y en
1921 la Northern Perú
Mining And Smelting Co. (EEUU) obtiene una opción de compra de la familia
Gildemeister, la que operó y amplió la unidad, beneficiando los
metales mediante un proceso de fundición que iba a durar hasta 1930, año en que
cerró debido a la caída de los precios de los metales y los problemas
operativos que se presentaron.
REFERENCIAS
1.
ESPEJO
A. Juan. (1989). César Vallejo. Itinerario del Hombre 1892 – 1923. Lima.
Serglusa Editores, p.30.
2. DEL SOLAR, Francisco J. (2008). Desagravio jurídico al poeta en el 116 aniversario de su nacimiento. Juicio criminal contra César Vallejo Mendoza. Suplemento de análisis legal del diario oficial El Peruano “Jurídica”. Año 4, Nº 189, martes 11 de marzo, p.4.
(*) Doctor en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario
Textos que pueden ser reproducidos
citando autor y fuente
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E-mail: i2cyh@outlook.es
Lima – Chimbote – Trujillo
Para leer "El Tungsteno": https://upload.wikimedia.org/wikisource/es/9/99/El_tungsteno.pdf
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