EL CAMPESINO DE SANTIAGO DE CHUCO

Dr. Javier Delgado Benites (*)

Este escrito es para rememorar al campesino de mi pueblo, de mis épocas que viví en mi tierra natal. Mi padre estaba estrechamente vinculado con el campesino, por su negocio que realizaba de zapatos, cuando era niño y adolescente tuve la oportunidad de acompañarlo por diversos caseríos, me vinculé desde tierna edad con ellos, en los viajes que realizaba, tuve la oportunidad de apreciar su comida y sus costumbres, su espacio de casa que nos daban para alojarnos, porque la noche nos cogía por dichos lugares, nos quedábamos a descansar hasta el siguiente día, donde nos invitaban el cushal. Mi padre apreciaba al campesino, fue compadre y padrino de muchos de ellos, quienes nos visitaban al pueblo e iban a la casa a encargar sus acémilas en el corral, mientras ellos iban al mercado a realizar sus compras, en algunas oportunidades compartíamos el almuerzo y merienda con ellos, incluso se quedaban en la casa.

 

El campesino de Santiago de Chuco, es aquel hombre que habita en las zonas rurales de la provincia. Es sin duda un hombre mestizo, fuerte, listo, alegre, trabajador, aunque un tanto receloso, seguramente por la explotación sufridas durante los largos años de la colonia y la republica por parte de terratenientes y hacendados, que a poco a poco se fueron adueñando de las tierras de los antiguos Chucos. En la actualidad y desde que se aplicó la Reforma Agraria de 1969, en su gran mayoría, son propietarios de pequeñas parcelas agrícolas que pueden variar desde 2 hasta 7 ó 10 hectáreas que las cultivan con gran esfuerzo y ahincó, procurándoles la subsistencia personal y familiar; es fortificante ver en el mes de mayo, como todo el campo y hasta las laderas de los cerros presentan cultivos de toda clase, en la zona yunga, quechua, suni y jalca. El campesino de Santiago de Chuco es agricultor, aunque suele trabajar en ganadería, la minería en menor escala, la artesanía y últimamente en el negocio de productos agrícolas y pecuarios.

El campesino de Santiago de Chuco es un ser curtido a los climas cálidos y fríos de la jalca y a los temples de la altura media. Hace más de 50 años atrás, el campesino usaba el vestido típico que el mismo confeccionaba artesanalmente en sus telares de callua y de pedal, usando la lana de guacho u ovino, vestido típico que paulatinamente se ha ido perdiendo y mixtificando, ya que ahora adquiere en el mercado local vestidos confeccionados en las fábricas de Lima y otras ciudades de la costa.

Esta vestimenta típica de antaño, que aún se conserva en algunos lugares alejados y que antes se usaba en forma general.

El varón campesino usaba las siguientes piezas: Camisa de tocuyo blanco o listado, con mangas largas; pantalón de bayeta negra o azul; faja ancha de lana, color miel, con la cual se ceñía la cintura para los trabajos de campo; un par de llanques u ojotas, que antiguamente eran de cuero o suela y ahora de llanta en desuso; poncho de lana, también color miel; alforja de algodón, con hermosos labores o diseños, donde guardaba la talega coquera y el checo caleador; sombrero de junco para las labores agrícolas, de palma para los domingos y días de fiesta; en los días de trabajo casi siempre lleva una herramienta como: palana, lampa, barreta o picota, hacha o machete.

La mujer campesina usaba las siguientes vestimenta: Blusa de alguna tela brillosa, pollera de lana de colores vivos ribeteados con tela de colores; las polleras iban ceñidas a la cintura con faja de lana o de algodón, tejidas con hermosas labores; fustán de tocuyo con tiras bordadas en el extremo inferior; usaban zapatos llanos de cordobán confeccionados con cuero de carnero y suela blanca preparados por ellos mismos en talleres artesanales del campo; rebozo de lana negra o azul ribeteado en las esquinas, con el cual se cubría la espalda o llevaba el quipe; sombrero de palma; aretes de fantasía y prendedores en la cabeza, si era soltera; rueca y huso para hilar el copo de lana amarrado en la rueca; a veces llevaban canasta de carrizo en el brazo, con el ovillo de lana.

 

Casi todos los campesinos tenían en el pueblo un compadre, comadre, padrino o madrina, en cuyas casas encargaban sus cosas, mientras acudían al mercado los días domingos, para efectuar sus ventas y compras, para luego regresar en la tarde a sus casas en los diferentes caseríos que circundaban al pueblo.

 

Actualmente el campesino viste totalmente diferente a mi estancia que viví hasta 1985 en Santiago de Chuco.

 

(Foto del Dr. Luis H. Benites Cribilleros)

  

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

 

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