PALABRAS DE DESPEDIDA A MI MADRE
En quiero agradecer a todos los asistentes en estos momentos de profundo dolor de la familia Delgado Benites, por la muerte de mi querida madre, acaecida el día miércoles 27 de noviembre a las 6.30 pm. En representación de la familia Delgado Benites quiero hacer una síntesis de su vida:
Mi madre fue procedente de una familia modesta, nacida en un rinconcito idílico Pachogón, desde niña fue destacada en sus estudios, su maestra le manifestaba: - Aurorita tú vas hacer profesora, tienes esa vocación, mi madre le gustaba ser maestra, pero como sabrán en esas épocas la escuelita rural donde estudió, solo había hasta el tercer año de primaria, para que culmine sus estudios tenía que ir al pueblo, la capital de provincia, pero como era la primera hija mujer, su madre no quería desprenderse de su hija, enseñándole las labores de casa. Recuerdo que siempre mi madre nos decía: - Por mi madre, no he sido profesora.
A la edad de 18 años se casó con mi padre, quien era el zapatero de la familia Benites Aguilar, ellos contrajeron matrimonio en abril de 1951. Desde esa fecha se fue a radicar al pueblo, y formaron la familia Delgado Benites, fruto de ello tuvo siete hijos, el deseo de mi madre era que todos sus hijos sean profesionales, le encantaba que nosotros estudiemos, recuerdo me decía: -Me da mucha satisfacción que estudien, eso es el mejor regalo que me hacen, todo eso se consolidó que todos nosotros somos profesionales. Orlando (abogado), Fredy (profesor), mi difunta hermana Elizabeth (abogada y profesora), Hildebrando (profesor), Doris (profesora), quien les habla (Ingeniero y abogado) y la shulca Emperatriz (profesora).
Recuerdo a mi madre y mi padre que manifestaban: -La mejor herencia que les dejo a mis hijos es haberlo dado su profesión.
Mi madre con la muerte de mi hermana Elizabeth, sintió mucho, lo extrañaba bastante, porque mi hermana estaba pendiente de ella, como lo han estado todos mis hermanos.
Su amor incondicional, su fuerza y su sabiduría han sido cimientos en nuestras vidas y su partida deja un vacío que nunca podrá ser llenado, así mismo, nos deja un gran ejemplo a seguir para ser personas de bien, nos formó con valores, que lo aplicamos en nuestros hogares con nuestros hijos.
Por otro lado, su fe y devoción al patrón del pueblo el Apóstol Santiago “El Mayor”, quien hasta sus últimos días en las mañanas lo rezaba una oración a la estampita que estaba en la cabecera de su cama.
Yo lo que puedo decir que mi madre, nunca lo hemos dejado sola, siempre sus hijos hemos estado presente, por eso, en esta oportunidad quiero agradecer a todos mis hermanos que han estado con ella hasta el final.
El sábado y domingo he estado con mi madre, estaba recuperándose de una neumonía, que lo había dado, su recuperación era paulatina, recuerdo sus últimas palabras que me dijo al despedirme:
- Mamacita, ya me voy -me acerqué lo di, un beso en su frente.
- Ya te vas hijito. Que te vaya bien, que Dios te mendigue, saludos a Esther y los niños (refiriéndose a mis hijos). Gracias mamacita, me acerqué otra vez a besarlo la frente, diciéndole:
- Vuelvo este fin de semana.
- Te espero.
He venido para darle el último adiós a mi madre. Estas últimas palabras, será mi motivación y estimulo que estaré siempre bendecido por Dios, palabras sabias de mi madre.
Quiero pedir a mi madre que ahora será un ángel, junto a mi padre y mi hermana Elizabeth, que siga irradiando su protección en todos mis hermanos, nietos, bisnietos para tomar las mejores decisiones en esta vida.
Descansa en paz querida madre Aurora, tu luz seguirá irradiando en nuestras vidas, tu amor nos acompañará siempre, fuiste amada intensamente y que tu memoria perdurará por siempre en nuestros corazones. En algún momento estaré a tu lado, para que me sigas contando muchos relatos, historias y cuentos que influyeron mi vocación de escritor.
Muchísimas Gracias.
Trujillo, 29 de noviembre del 2024
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