A UN AÑO DE SU PARTIDA DEL SINDICALISTA SIDERÚRGICO FELIPE BENITES PEREDA
Al cumplirse un año de la muerte de Felipe Benites Pereda es extrañado por sus hermanos, hijos, familiares, amigos, como persona, un caballero; como padre, responsable; como amigo, sincero y leal; como tío, bondadoso y afectuoso, como sindicalista, luchó por los derechos de los trabajadores para que no sean vulnerados por la patronal.
Felipe Benites fue el hermano mayor de mi madre, cuando era niño, siempre me comentaba de su hermano que vivía en Chimbote y trabajaba en SiderPerú, todos los años nos visitaba cuando salía de vacaciones en el mes de julio que coincide con la fiesta patronal del Apóstol Santiago “El Mayor” de quien era muy devoto, llegaba a nuestra casa, todos lo apreciábamos porque era muy afectuoso y noble. En la casa permanecía cuatro días o una semana, después de la fiesta aprovecha con visitar a sus hermanos y familiares por la zona rural, luego retornaba y se regresa a Chimbote despidiéndose esperando volver el siguiente año.
Cuando era estudiante en Santiago de Chuco, me enteré por el periódico el Satélite de Trujillo que mi tío era dirigente sindical de SiderPerú y estaban realizando una huelga que duraba varios meses, siendo la huelga más larga en Chimbote, recuerdo ver la fotografía junto a otros dirigentes siderúrgicos que luchaban por los derechos de los trabajadores. Fue secretario de organización o de defensa en varios periodos y años.
Cuando estudiaba Ingeniería Química en la Universidad José Faustino SánchezCarrión, siempre pasaba por Chimbote y en mi regreso a Trujillo por fin de ciclo, hacia una escala en el puerto pesquero para visitarlo en su casa de la urbanización 21 de abril, en ese tiempo estaba jubilado vivía junto a su esposa Regina y mis primos, quienes me recibían con afecto, estaba uno o dos días para luego retornar a Trujillo y enrumbar a mi tierra a visitar a mis padres. Así era mi rutina durante los cinco años de estudiante universitario. Al recibirme de profesional retorné a Trujillo, por asuntos profesionales y laborales le visitaba ocasionalmente, se encontraba solo por la muerte irreparable de su esposa.
En febrero del año de 1999, ganó un concurso público nacional para nombramiento a una plaza en el Instituto Superior Tecnológico Carlos Salazar Romero en el área de Computación e Informática, tuve que viajar a Chimbote para hacerme cargo de la plaza, visité a mi tío, que al verme llegar se alegró, me manifestó.
Haz venido Negro (me llamaba así).
Si tío he venido a visitarle. – le contesté y pregunté - ¿En dónde está ubicado el Instituto Salazar Romero.
Está en Nuevo Chimbote, en el cono sur, tienes que tomar la combi 1B o 7B, que pasa por acá cerca, en la esquina.
Me despedí, esperé un momento y tomé la combi la que me dejaba por la puerta de dicha casa superior de estudio. Me dieron la posición de cargo para iniciar a trabajar y retorné a su casa, en ese momento, lo comenté que he ganado un concurso, lo mostré la resolución y posición de cargo, se alegró y le manifesté:
Ahora tengo que venir a trabajar a Chimbote, estaré más cerca a usted, me vendré a vivir, desde mañana tengo que iniciar a trabajar, en estos momentos voy a Trujillo a traer algunas cosas necesarias.
Que bien hijo, pero acá tienes que venir a vivir a la casa, daré tu cuarto, hay varios vacíos, - me dijo.
Lo agradecí el gesto y tuve que viajar a Trujillo. Al retorno el cuarto estaba listo y me quede a vivir con mi tío durante cuatro años, compartí muchas enseñanzas, era un padre para mí, en mis horas que no tenía clase, conversábamos de política y todo el acontecer nacional e internacional, mirábamos futbol, éramos hinchas de Alianza Lima y sus hijos del universitario.
Luego decidí emprender una nueva vida familiar, salí de la casa, agradeciéndolo por haber compartido cuatro años y haber aprendido a conocer Chimbote. Actualmente radicó en Nuevo Chimbote, por asuntos laborales y familiares. No vivir con mi tío, era extrañarlo bastante, pienso que ambos, todas las semanas le visitaba adopté como una costumbre, no podía estar tranquilo sin verlo, llegaba a la casa lo encontraba en el balcón o en la ventana de la cocina, se alegraba cuando me miraba, le hacia una señal para que me lance la llave del segundo piso de su casa para abrir la puerta, entraba y lo saludaba, me preguntaba como nos encontramos en casa, que novedades hay de sus hermanos de la sierra, si sabía algo me lo contaba, conversábamos o mirábamos algún partido de futbol.
Me invitaba algo para comer.
Sírvete hijo, coge fruta, éste es tu casa. ¿Que será Negro cuando yo no esté, no habrá quien te alcance algo, ahí me echarás de menos, -me decía.
Yo me quedaba en silencio, no lo contestaba.
La última vez que le vive bien saludable, porque no sufría de nada, fue el 29 de junio del año pasado. Tantos años vivo en Chimbote, pero jamás había visto la procesión de San Pedrito, el patrón de este puerto pesquero, tenia referencias de mi tío que me comentaba que lo sacaban la imagen en procesión de su iglesia y luego lo llevaban hasta el mar y de ahí lo hacían pasear en un bote para luego llevarlo a un barco donde le esperaban una comitiva a son de una banda músicos para pasearlo. Mi curiosidad de ese día fue ir a ver la procesión, cogí mi cámara fotográfica y me enrumbe con destino a Chimbote, el colectivo me dejó cerca de su iglesia, encontré que le patrón salía de su iglesia en procesión, tomé fotografías y observé todos los acontecimientos igual como me había narrado, tanto pronto lo llevaron en su bote a San Pedrito por la mar, tomé un colectivo y me fui a verlo a su casa, lo encontré sentado en la ventana, me lanzó la llave para abrir la puerta y entré lo encontré mirando televisión, le conté que había venido a mirar a la procesión, le manifesté:
Miré para tomarle una foto.
Siempre me tomas fotografías y ninguna me traes. – me contestó.
Yo me sonríe y seguimos conversando un largo rato, luego me despedí, expresándole:
Cualquier día vengo a visitarle.
Lo abracé y retorné a mi domicilio en Nuevo Chimbote.
Los primeros días de julio me llamaron a la casa, que lo habían operado en el Hospital de Essalud en Laderas, el día sábado había entrado a la sala de operaciones en estado cociente, lo sometieron a una intervención quirúrgica, saliendo en estado de coma, cuando fui a visitarlo el día domingo en la tarde, me lo encuentro en ése estado, lo que se supone que hubo un sobredosis de anestesia (negligencia del anestesiólogo), así en ese estado permaneció durante tres meses hasta que los primeros días de octubre fallece. Siendo una gran pérdida para la familia, sus hijos, para mí, porque ahora no tengo a la persona que tanto estimaba con un padre.
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