EL JOVEN CÉSAR VALLEJO EN TULPO


 Dr. Javier Delgado Benites (*)

La hacienda de Tulpo había sido durante la colonia propiedad de doña Florencia de Mora de Sandoval, quien donó a los nativos del Repartimiento de Huamachuco, quienes quedaron beneficiados los nativos de Santiago de Chuco, Huamachuco y Cajabamba. Debido a la despreocupación de los nativos en el laboreo de la tierra y los beneficiarios de los tres pueblos que querían ser dueños absolutos de la hacienda Tulpo. En 1831 se dio la ley, disponiendo que los productos de la hacienda Tulpo se destinaran al establecimiento de las escuelas de instrucción primaria para los niños de ambos sexos en los pueblos de Santiago de Chuco, Huamachuco y Cajabamba, pero como no se cumplió la ley, el diputado don Nicolás Rebaza, consiguió el año 1858 que entre los ingresos destinados al funcionamiento del Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco, que fue creado por su iniciativa, figurará la renta que produce la hacienda de Tulpo.  En 1906 se expidió un decreto supremo cancelando el beneficio que de las terceras partes de los productos de la hacienda de Tulpo, disponiendo que sean depositadas a la orden del gobierno bajo la cautela de la Compañía Recaudadora de Impuestos.


La hacienda de Tulpo fue una gran hacienda, que comprendía Tulpo, La Yeguada, Cochamarca y Pijobamba, tenía una gran producción agrícola, tenía tierras buenas de cultivo de maíz, cebada, trigo y papa, corrales para guardar toros bravos.

El joven César Vallejo iba en algunas oportunidades a pasar vacaciones a Tulpo, porque ahí trabajaba su hermano mayor Víctor Clemente, su estadía fue la casa-hacienda que era grande y amplia, se ubicada en el pueblo, dicha jurisdicción actualmente pertenece al distrito de Mollebamba.

Espejo Asturrizaga indica: “Las vacaciones escolares las pasaba el joven Vallejo en Santiago, pero algunas veces estuvo en la Hacienda de Tulpo, donde uno de sus familiares, su hermano Víctor, estaba ejerciendo el puesto de Administrador de Campo”. (1)

Su hermano mayor Víctor Clemente era el administrador de campo, quien era el responsable de las actividades agrícolas de la hacienda y del personal que trabaja en ella. Cumplía órdenes del patrón de la hacienda y debía informar de todo el funcionamiento, toma decisiones de acuerdo con el hacendado, sobre la compra y venta de semillas, cultivos, entre otros. Supervisaba las previsiones meteorológicas y tenía conocimientos sobre condiciones climáticas determinadas, sobre el impacto que podría tener en los cultivos o el ganado, con el fin de prevenirlos y protegerlos.

“Vallejo habría de conocer la vida opaca de las haciendas serranas como Tulpo, la forma miserable como se explota al indio…” (2)

César Vallejo en Tulpo lo dio la oportunidad de conocer a los patrones y a quienes dirigían la hacienda con severidad, también vio el sufrimiento de los campesinos pobres que trabajaban de sol a sol, además se enriqueció de su panorama natural del lugar, la siembra, los cerros, la vegetación, el clima, la sinfonía pajaril, las lagunas, ríos, el aguacero, que enriqueció su imaginación y creatividad, para posteriormente plasmarlo en su poesía y narrativa.

Los hacendados quienes en el país eran la base de una oligarquía nacional, que tenía en la propiedad de la tierra el núcleo de su poderío económico, social y, sobre todo, el político. En 1939 el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco era el encargado de administrar la hacienda hasta que llegó la reforma agraria en 1968 con Juan Velasco Alvarado.

Tulpo actualmente tiene mucha riqueza que las autoridades deben ponerlo en valor para que la gente viva en mejor bienestar.

 

REFERENCIAS

(1) Espejo, J. (1965). César Vallejo, Itinerario de un hombre.  Editorial Juan Mejía Baca. Argentina, pág. 26.

(2) Ibídem.

 

 

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

 

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Comentarios

  1. Me parece que Clemente era administrador de Pijobamba que pertenecía a la hacieda Tulpo. Ahora, Tulpo está ya desde hace tiempo en la literatura metido por Julio Ramón Ribeyro en "Crónica de San Gabriel". Y volviendo a Vallejo, en su cuento "Mas allá de la vida y de la muerte" hay un transfondo que podría ser Pijobamba, como digo, una parte de la hacienda en mensión.

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