NEGROKA UNA VOZ AL SERVICIO DE LA CULTURA DEL PUEBLO

Dr. Javier Delgado Benites (*)   El padre Gustavo Gutiérrez, ha fallecido en Lima, desde mi estancia de mi terruño andino de Santiago de Chuco, tenía referencia de su sacerdocio magistral, el misionero al servicio de Dios, fue el creador de la Teología de la Liberación, una ideología que había revolucionado Latinoamérica y el mundo, muchas generaciones siguieron su filosofía porque infundía a la solidaridad, justicia, amor y libertad. Surgió en el catolicismo una corriente de sacerdotes que seguían sus rastros, y el ala conservadora los acusaba de comunistas, porque trascendían que la religión debe estar al servicio de los desposeídos y la lucha por los derechos humanos, es en ello, donde se debe demostrar la mayor caridad humana , ofreciendo una crítica profunda al orden social y económico de la época. Su enfoque situó la experiencia de los pobres en el centro de la praxis cristiana . Siempre fue mi aspiración de conocerlo personalmente, en una oportunidad la Universidad Nacional de

En Santiago de Chuco me nutrí de ideales admirando a Lucho De la Puente Uceda mi familia en casa lo tenía gran reverencia.   Miraba su figura refulgente de guerrillero en folletos, revistas, periódicos y libros me entusiasmaba perseguir sus huellas.   El guerrillero es un mártir continental había trajinado la cordillera de los andes para buscar la hora de la libertad.   Sabía que había muerto, como mueren los mártires por querer cambiar los destinos de la patria grande plagada de una oligarquía enquistada por años.   Su voz se había apagado, pero sus ideas trasmiten aferrada en los andes del continente americano que se internacionaliza con convicción y esperanza.   La vida de este mártir mítico no acabó con la muerte sus raigones se extienden desde su tumba anónima en la selva cuzqueña hasta los pueblos olvidados.   El Perú profundo y la gente consecuente lo recuerdan su vida estuvo hecha de bravura y pedagogía revolucionaria su legad

(Al cumplirse un mes de su sentida partida) Dr. Javier Delgado Benites (*) Roger Quevedo Paredes fue un maestro y poeta de Santiago de Chuco, ha fallecido, partió en silencio, sin hacer alboroto en su familia, la comunidad intelectual, ni en su lar natal, se fue como la mayoría de poetas, que cantaron sus versos en vida. En su trayectoria como poeta estuvo atento a los acontecimientos culturales y fue un digno espectador de las costumbres de su lar natal de la época en que le tocó vivir. Describió la vida de su pueblo a través de su poesía y prosa, aunque también guardó buenos y bellos recuerdos de los paisajes de su pueblo. Su voz seguirá cantando con mucha más intensidad, cuando pasan los años, porque sus alegorías serán inmortales.   El poeta nació en Santiago de Chuco, el 25 de julio de 1935. Fueron sus padres don Ludgardo Quevedo Castillo y doña Carmen Paredes Vásquez. Realizó sus estudios primarios en la escuela Nº 278 de su tierra natal y secundaria en el Colegio Mariscal

Dr. Javier Delgado Benites (*)   Ronald Sáenz “El Ángel”, fue el popular cantante de Santiago de Chuco que relumbró con luz pro pia a finales de la década de los años sesenta en Trujillo y el Perú, manteniendo una carrera artística por más de veinte años. Ronald empezó cantando en su tierra natal, luego en el colegio, la GUE Sánchez Carrión y en la Universidad Nacional de Trujillo, integra Los Grecos de Trujillo, grupo nuevaolero que selló dicha época.   El cantante de la tierra de Vallejo ganó en dos oportunidades el Festival Internacional de la Canción de Trujillo, la primera vez con la canción “Isabel de papel”, y la segunda con el tema "Azucena cantarina".   Las actuales generaciones quizás no conocen de su trayectoria musical. Fue un legítimo ídolo popular, además de poseer una voz excepcional, tenía un carácter cordial. Fue médico por muchos años en Jaén donde desarrolló su exitosa carrera profesional.   Como todo hijo de Santiago de Chuco, desde niño fu

Dr. Javier Delgado Benites (*) El “barrio” de la Parva de La Virgen, es el sector alto del otrora barrio Santa Mónica, lugar donde tenía mi casa, era una pequeña patria del corazón, marcada desde mi infancia, adolescencia, internalizadas desde el seno familiar, a través de las relaciones amicales llenos de identidad con los vecinos. Crecí mi niñez y adolescencia, etapas de mi vida que estuvieron marcadas por la diversidad de juegos de esa época y el deporte, especialmente el fútbol, siempre mantengo el recuerdo permanente de mis amigos de mi “barrio”. En el “barrio” donde todos los amigos de mi generación jugamos fútbol en la calle, con nuestra pelota de plástico de color naranja, blanca o jebe, por las diversas calles laterales de nuestra escuelita, cuyos arcos eran dos piedras en ambos lados. Fueron muchos partidos de fútbol en la calle, cuando los vecinos o la gente pasaba por la calle, paralizábamos el partido para que pasen, luego reanudábamos el juego. Había un señor ma