EL TUCO Y SU CANTO TRISTE LÓBREGO

 

Dr. Javier Delgado Benites (*)

El tuco es un ave de la región andina del Perú, conocida en Santiago de Chuco como ave de malagüero.

Su tamaño alcanza aproximadamente cuarenta centímetros de alto; es noctambulo es decir en la noche es su vida, pasea, vuela y visita diferentes lugares y en el día duerme, no se le ve, lleva una vida muy diferente de las aves comunes, no es conocido comúnmente como otras aves del lugar.

Es un ave que viste de color blanco, negro y pardo, combinados apareciendo con rayas, su cara de esta ave asemeja como el rostro del gato, curiosamente la oreja representa las plumas.

Su hábitat es muy conocido: todas las tardes y noches empiezan a trinar con coros tristes y melancólicos Tucu… gor… Tucu… gor… Tucu… gor…

El Tuco se alimenta de gusanos, insectos, frutos y otros. El lugar indicado para encontrar los tucos son los árboles o las peñas alrededor del pueblo.

Cuando era niño en compañía de mi hermano Hildebrando y mis amigos de barrio alto de la misma edad, acostumbrábamos cazar pájaros y palomas con la huaraca (onda de jebe) en la tarde a partir de las cinco ó seis nos internábamos por el bosque del Juan Sánchez, por el bosque de Yamanate o la chacra de mi padre cerca a las peñas de San Cristóbal, donde muy a menudo se escuchaba el canto de estas aves nocturnas. El ave macho cantaba: Tucu….gor… Tucu… gor… Tucu… gor…, y la hembra solía contestar con un canto suave: Tucu… Tucu… Tucu… ambos hacían una melodía animal que dentro de la soledad y el espacio abierto del lugar, dicho canto era impresionante que originaba mucho miedo, temor que nos hacía escarapelar el cuerpo.

Repentinamente, de manera muy ocasional estas aves en horas de la noche entre las nueve y diez, hacían su aparición dentro de la población con su canto y coro triste lóbrego característico: Tucu….gor… Tucu… gor… Tucu… gor…, o Tucu…, Tucu…, Tucu…, y en otras oportunidades pronuncian el nombre de las próximas víctimas mortales, dejando aturdidos a los pobladores, quienes se sentían sorprendidos, ya que se posaba en la parte superior de los techos de las casas, en los eucaliptos, saucos, capulíes que había en alguna huerta o en el canto del pueblo, a una distancia muy cercana de la casa de la persona que se encontraba delicada de salud.

Los vecinos se preguntaban y decían ¿Quién estará enfermo?, posiblemente esté grave y va morir. Si a esa hora estábamos durmiendo y escuchábamos la conversación de los padres solíamos meternos dentro de la cama con un temor infernal que nos hacía sudar frío. Los padres o personas mayores comentaban y trataban de diferenciar el canto del tuco, si era macho o hembra. Luego de escuchar bien decían es el tuco macho porque canta Tucu….gor… Tucu… gor, Tucu… gor…, o sino decían es la tuca hembra porque canta suave Tucu…Tucu… Tucu…, es de lo que deducían que la persona que iba a morir era varón o mujer.

Pasado un tiempo efectivamente se daba el desenlace fatal, falleciendo de acuerdo al canto del tuco que habían escuchado. Según mi padre me manifestaba que la visita del tuco lo hace con uno a dos meses de anticipación, pero en otros casos cuando su visita es de manera seguida la muerte es segura es porque la persona estaba enferma este anuncia una muerte cercana, 

Este acontecimiento era muy esporádico, no era de todos los días, por lo que, la población lo tomaba como una regla o presagio ineludible.

Si el Tuco llega a la casa ya es seguro que alguien de nuestra familia fallece y se va más allá a la eternidad. El Tuco es el ave malagüero de todos los tiempos.

La conclusión de esta ave nocturna es que percibe la fetidez del cuerpo orgánico próximo a la muerte, situando a la víctima; es por eso que vuelan cerca de la casa de la persona que va fallecer.

(*) Doctor en Educación, ingeniero químico, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

(Foto de Internet)

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