LOS MUROS EXTERNOS DE MI ESCUELA EN SANTIAGO DE CHUCO. Ya no adornarán el mirador natural del barrio

 

Dr. Javier Delgado Benites (*)

En el lugar conocido como El Alto, se encontraba ubicada mi escuela denominada La Parva de la Virgen de mi lar natal de Santiago de Chuco, sus muros externos eran que lo identificaba y engalanaba su ornato, se encontraban en la parte frontal del local institucional, a una distancia de cinco metros, eran de ladrillo rojo, intercalados dejando unos agujeros vacíos, de un metro y medio de altura en algunas partes y dos metros en otras partes, sostenidos por unas columnas solidas de ladrillo que distaban de tres metros de columna a columna que lo daban una originalidad característica, terminando en la parte superior en forma plana de ladrillo y una parte estaba de cemento, eran dos muros, uno en la derecha y otro en la izquierda de la entrada principal al portón de escuela. Cuando estudiaba en sus aulas, la parte exterior dentro de los muros existía plantaciones de rosas, pencas de lluco y una hermosa planta de retama, que floreaba de color amarillo, como describe la canción “La flor de retama”, luego creció grama, era un lugar muy apreciado por los niños y jóvenes donde se pasaban subiendo y bajando por los muros, otros caminando por la parte superior plana. En ese lugar cuando éramos escolares, en las tardes después de haber salido de la escuela jugábamos las escondidas, las chapaditas, la guerrita o grandes disputas de partidos de futbol, en la fiesta de julio jugábamos la vaca loca.

Los vecinos del barrio y los que visitaban El Alto, el mirador natural, un punto privilegiado de observación de La Parva de la Virgen, su posición estratégica ofrecía una carga de emoción, un lugar sublime donde la telúrica seduce mística, tarrajeada con colores que vislumbran el paisaje sideral, donde se teje con la sombra de los árboles y al oír cantar la eufonía pajaril, tiene lugares alegóricos como: la Piedra Bruja, la Pamplona, los ríos Santa Mónica y Quenre, el Perolito, las cuevas de Chiminiga, los puquios del Gringo Pala o lo pajaritos, los Quevedo y el Agropecuario.

Los muros era un área donde los visitantes se subían para sentarse, descansar y aguaitar con sosiego lo paradisiaco que es La Parva de la Virgen y sus alrededores, donde se aguaita los caseríos de Huayatán, Conra, Pueblo Nuevo, así mismo, los cerros imponentes como el San Cristóbal, Huacapongo, Ururupa, la Peña Sauca, Nogol, los Shulgomos, las Pampas de Huayatán, la Piedra Bolonga, la Curvaza, el Cangurito, el Osito y las Guitarras.

Para los amigos del barrio, los sábados y domingos y en las vacaciones escolares (enero, febrero y marzo) íbamos en la tarde a partir de las tres a sentarnos en los muros para esperar a las pullmas de las empresas Agreda y Angasmarca, la primera era de color verde con franjas rojas y la segunda era de color amarilla con franjas rojas y celeste. El objetivo era colgarse de su escalera que se encontraba en la parte de atrás y que lo usaban para subir y bajar los bultos de los pasajeros. Colgarnos en la escalera era divertido porque nos paseamos un cierto trayecto, sentíamos gusto, la escalera solo podía acoger a tres o cuatro niños colgados.  Lográbamos aguaitarlo a la pullma que aparecía en Chollagueda, luego pasaba por diversos lugares que cada uno tenía un nombre para poder distinguirlo como: Las Pampas de Huayatán, el panteón de Huayatán, la quebrada de Huayatán, la Piedra Bolonga, la Curvaza, la Casa Blanca, el Medio Bosque, el Cangurito, el Osito, las Guitarras, el Monumento, el Cerro de Niguas y la entrada a Santiago de Chuco. Estando por la curvaza, todos corríamos hasta el Osito o las Guitarras para esperarlo y así podernos colgar de la escalera. La pullma pasaba y todos corríamos en su tras, lográbamos cogernos de la escalera y subirnos en los callapos prendidos hasta la entrada del pueblo, ahí nos bajamos teníamos que saber bajar, previamente dejábamos caer los pies y correr un trayecto pequeño bien agarrado de la escalera  nos impulsábamos para quedar parados, en caso contrario el movimiento nos hacía caer al suelo y sufríamos fuertes caídas y golpes como rasmillones en la barriga y en las rodillas, era un placer haberse paseado en la pullma un buen recorrido, luego nos regresábamos a nuestras casas, cada uno de los amigos contaba su satisfacción de haberse colgado.


También sentados en los muros observamos a las parejas de enamorados donde las mujeres se escapaban de la vigilancia de sus padres para ir a pasar momentos amenos con sus enamorados y poder darse algunas caricias en esos lugares idílicos y paradisiacos de La Parva de la Virgen, al aire puro y natural. Los amigos del barrio de la mancha al espiar alguna pareja lo seguíamos de lejos para poder aguaitarlo los abrazos, besos y caricias que se daban aquellos enamorados, gozando del amor pleno, acompañados del canto de los pájaros, el sonido del agua del río o el sonido de los árboles producto del viento. Agazapados por los arbusto, tras de las pencas o tras de las piedras grandes o peñas, deleitábamos los apasionados y románticos besos y gritos de las parejas que disfrutaban de su amor natural y sensual, teniendo una infinidad de anécdotas para contar.

Ahora que ya no existen los muros externos de mi escuela, ya no habrá lugar donde nos sentemos para descansar un largo rato en El Alto, nuestro mirador natural, y así poder apreciar lo hermoso que es La Parva de la Virgen y sus alrededores, nos han borrado los bellos recuerdos y las vivencias, por la llamada modernidad, que lo único que han hecho es destruir la identidad de nuestros años hermosos que fue nuestra niñez y adolescencia. Por eso, para que no se borre de nuestra memoria definitivamente, escribo este relato para que quede plasmado lo que significó, los muros externos de mi escuela, donde los disfrutamos con todos mis amigos de mancha de La Parva de la Virgen (Loko Hilde, Shongo, Chino Roger, Lamparín, Negroka, Duaydo, Chinicana, Jipy, Gordo Linder, Alalao, Limeño, Gonzalaso, Maguín, Rostay, Manuche, Vaca Andresh, Vladi, los Shapris, los Castillos y otros amigos del barrio alto).

 

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

 

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