LUIS DE LA PUENTE UCEDA CANTABA CORRIDOS REVOLUCIONARIOS MEXICANOS
Dr. Javier Delgado Benites (*)
Luis Felipe De la Puente Uceda, aquel extraordinario hombre que
demostró coherencia entre sus ideas, su palabra y su acción, y las rubricó como
el ingénito héroe que muere por sus ideales.
En
esta ocasión subrayo que el guerrillero de Santiago de Chuco, le gustaba cantar
corridos revolucionarios mexicanos, que aprendió en el destierro en México,
esta perspectiva lo hizo ser una persona integral, estimado por sus amigos,
familiares y el pueblo.
De la Puente Uceda en febrero de 1953 en el gobierno
de Manuel A. Odria fue detenido y deportado a México, donde es recibido
por el poeta Gustavo
Valcárcel, quien permanecía en el exilio por su filiación
comunista. En la casa del poeta fueron llegando, entre otros, Juan Gonzalo
Rose, Manuel Scorza. En 1954 retorna clandestinamente al país por la
frontera con Ecuador, para hacer la revolución en el país, como parte de un
intento insurreccional aprista coordinado por el Comité de Desterrados
Apristas. En diciembre de 1955 es delatado y es detenido y sentenciado a dos
años de deportación.
De la Puente cuando se reunía con sus amigos en
Santiago de Chuco, Trujillo o en otro lugar, le gustaba cantar huaynos,
yaravíes, marineras, valses, boleros y serranitas. Durante su exilio en México
aprendió con facilidad los corridos revolucionarios mexicanos, que fueron
compuestos como testimonio de la revolución mexicana de 1910, acontecimiento
histórico y trascendental, que fue un escenario de lucha por la tierra y la libertad, los
corridos cuya temática principal eran los héroes de la revolución mexicana,
como Francisco Madero, Francisco Villa y otros, a quienes se les otorgó un
sitio privilegiado en la memoria popular, estos se encargaban de ser una forma
de alegato, llevar la vivencia al oído de todos. Canciones que pasaron a la
historia por su singular sonido y estilo literario, se cantaba en
las plazuelas, mercados y en las calles de las grandes ciudades de México.
El
abogado Manuel Pita Díaz, amigo de las aulas universitarias y de pensamiento
revolucionario, dice:
“En 1955 una comisión presidida por
Lucho y conformada por Walter Palacios Vinces, Eithel Mc Gowen y el autor de
esta nota asistíamos a una Convención Universitaria en la Facultad de San
Fernando. Una redada policial a las dos de la mañana nos condujo del hotel a la
Penitenciaria. Fuimos recluidos en celdas recién construidas en la azotea.
Ambiente al que por su implementación sin estrenar, le llamamos “el Crillón”
(hotel 5 estrellas en boga).
Nos
dimos que también estaban Ramiro Prialé, Antenor Orrego, Armando Villanueva,
Javier Valle Riestra y otros connotados dirigentes apristas. Vecino de celda
mío fue el General E.P. Marcial Merino Pereyra que comando frustrado golpe
militar contra Odría desde Iquitos. Ambos éramos celendinos y estábamos ligados
por vieja tradición familiar. Ello sirvió de nexo para que en subsiguientes
días a las horas de “suelta” para solearnos, él y los demás hiciéramos migas y
nos enteráramos de pormenores de pronunciamiento y de la traición que lo
frustró. Lucho, por su modo de ser sobresalió en el ambiente.
En
las noches desde su celda con voz de barítono cantaba canciones revolucionarias
mexicanas aprendidas en el destierro: “Carabina treinta-treinta, “Torreón y
Pancho Villa”, “Adelita” (…)” (1).
CORRIDOS
REVOLUCIONARIOS MEXICANOS
CARABINA
30-30
Carabina 30-30
que los rebeldes portaban
y decían los maderistas
que con ellas no mataban.(bis)
Con mi 30-30
me voy a marchar
a engrosar las filas de la rebelión
si mi sangre piden mi sangre les doy
por los habitantes de nuestra nación.
Ya nos vamos pa' chihuahua
ya se va tu negro santo
si me quiebra alguna bala
ve a llorarme al camposanto. (bis)
Con mi 30-30
me voy a marchar
a engrosar las filas de la rebelión
si mi sangre piden mi sangre les doy
por los habitantes de nuestra nación.
Gritaba Francisco Villa
¿Dónde te hallas Argumedo?
Ven parate aquí adelante
tú que nunca tienes miedo. (bis)
Con mi 30-30
me voy a marchar
a engrosar las filas de la rebelión
si mi sangre piden mi sangre les doy
por los habitantes de nuestra nación…
LA ADELITA
En lo
alto de la abrupta serranía
acampado
se encontraba un regimiento
y una
moza que valiente los seguía
locamente
enamorada del sargento
popular
entre la tropa era Adelita
la mujer
que el sargento idolatraba
porque a
más de ser valiente era bonita
y hasta
el mismo coronel la respetaba.
Pues
sabía
que decía
aquel que
tanto la quería.
Adelita
se llama la joven
a quien
yo quiero y no puedo olvidar
en el
mundo yo tengo una rosa
y con el tiempo
la voy a cortar.
Si
Adelita quisiera ser mi novia
y si
Adelita fuera mi mujer
le
compraría un vestido de seda
para
llevarla a bailar al cuartel.
Una noche
en que la escolta regresaba
conduciendo
entre sus filas al sargento
en la voz
de una mujer que sollozaba
la
plegaria se escuchó en el campamento.
Al oírla
el sargento temeroso
de perder
para siempre a su adorada
ocultando
su emoción bajo el embozo
a su
amada le canto de esta manera.
Y se oía
que decía
aquel que
tanto la quería.
Si
Adelita se fuera con otro
le
seguiría la huella sin cesar
si por
mar en un buque de guerra
si por
tierra en un tren militar.
Soy
soldado y la patria me llama
a los campos
que vaya a pelear
Adelita
Adelita de mi alma
no me
vayas por Dios a olvidar.
Y después
que termino una cruel batalla
y la
tropa abandonó su campamento
por las
bajas que causara la metralla
muy
diezmado regresaba el regimiento
el
sargento recordando los quereres
los
soldados que volvían de la guerra
recriendoles
su amor otras mujeres
entonaban
este himno de la guerra.
Y se oía
que decía
aquel que
tanto la quería.
Y si
acaso yo muero en campaña
y mi
cadáver en el campo va quedar
Adelita
por Dios te lo ruego
que con tus
ojos me vengas a llorar.
Toca el
clarín de campaña a la guerra
salga el
valiente guerrero a pelear
correrán
los arroyos de sangre
que
gobierne tirano jamás
Que si
Adelita quisiera ser mi novia
y si
Adelita fuera mi mujer
le
compraría un vestido de seda
para
llevarla a bailar al cuartel.
CORRIDO
LA TOMA DE TORREÓN
En Casas
Grandes naciste
tú, José Inés Salazar,
y con el tiempo ascendiste
a ser un gran general.
En
Chihuahua te paseaste
de levita y etiqueta,
te fuiste pa' Sinaloa
y allí volteaste chaqueta.
Tomas
Urbina decía
al general Argumedo,
Pa' mi el amigo más fiel
es mi caballo Lucero.
Pancho
Villa les decía
cuando estaban en reunión
Mañana por la mañana
tomaremos a Torreón.
Aliniense,
generales,
con toda la artillería
y también los oficiales
de a caballo, infantería.
Ensillen
el Siete Leguas
para partir a Torreón,
no le hace que sean muy diablos,
tomaremos posesión.
Decía el
teniente Pizarra,
a Villa yo lo conozco,
anda con un compañero
de la familia de Orozco.
Cuando
Villa entró a Torreón
les dio una fiera batalla,
y con su fieles dorados
echo a correr a Pizarra.
Ya con
esta me despido,
al rugido de un cañón,
así fueron los sucesos
de la toma de Torreón.
CORRIDO DE
PANCHO VILLA
¿A dónde van los trenes pasajeros?
¿A dónde van palomas del oriente?
¿A dónde irán los cantos más dolientes?
Van llorarle a un hombre guerrillero
el más bragado, más cabal y más valiente.
En todas partes la gente levantaba
allá en Chihuahua, Parral y La Boquilla
nomás de verlo el gobierno se espantaba
y se nombraba al general Francisco Villa
allá en Chihuahua, Parral y La Boquilla.
Ni falta que hace que ahora los potentados
pongan su nombre con letras amarillas
su corazón el pueblo le ha entregado
desde que andaba combatiendo en la guerrilla
allá en Chihuahua, Parral y La Boquilla.
Al ver el campo tan triste y solitario
donde se muere sin agua la semilla
los campesinos le rezan novenarios
cuando les faltan el frijol y la tortilla.
Qué falta que hace que reviva Pancho Villa
Qué falta que hace que reviva Pancho Villa…
Luis De la Puente Uceda, hacía solemnidad de su voz
armonioso que emocionaba a los oyentes que lo escuchaban cantar, quedándose
sorprendidos, esta actitud lo convirtió al mítico guerrillero, en un personaje
íntegro, querido por sus amigos y por el pueblo, que apoyaron su lucha
revolucionaria por querer un país justo, solidario y equitativo para las
mayorías olvidadas y explotadas.
REFERENCIAS:
(1) Burmester,
Carlos (2012). Manuel Pita Díaz, un
hombre y su tiempo. La Voz de Calle Ediciones. Trujillo. p. 182.
(Foto: Trazo del Autor)
(*) Doctor en educación, ingeniero
químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación
en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su
Tierra, docente universitario.
Textos que pueden ser reproducidos
citando autor y fuente
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS Y HUMANIDADES
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