EL CINE EN SANTIAGO DE CHUCO
(Evocando
mi niñez en los años setenta)
Dr. Javier
Delgado Benites (*)
En Santiago de Chuco en la época de los
setenta, el cine era parte del entretenimiento de los pobladores, la asistencia
era muy frecuente y notoria por los niños, estudiantes y público en general,
que no querían perderse ningún estreno de la cartelera.
El encargado y responsable de llevar
los rollos de las películas era el señor Celamiro Rojas, lo llevaba desde de la
costa en el ómnibus para luego proyectar todos los días de la semana en el
teatro municipal.
Recuerdo de niño cuando tenía siete
años de edad, cursaba el primer año de primaria (ahora segundo grado) mi
hermano mayor Hildebrando, me llevó por primera vez al cine, era una experiencia
novedosa, en la hora de almuerzo me expresó:
- Después que salimos de la
escuela (5 de la tarde), nos vamos al cine, es bonito, van dar la película OJO
DE VIDRIO, trata de guerrita de vaqueros mejicanos, igual a las revistas que
tenemos, pero ahí las imágenes se mueven.
Retornamos en la tarde a la escuela,
estaba pensando en clase de cómo será el cine, mi curiosidad era enorme por ver
mi primera película. Salimos de la escuela, dejamos el maletín con los
cuadernos y lo comunicamos a mi madre que vamos al cine, nos dirigimos con
destino al teatro municipal a las 5.30 de la tarde, había bastante gente
realizando cola y mi hermano compró en la boletería dos entradas, lo cobraron
un sol, la moneda (la cara tenía una vicuña), era para ir a Galería, parte alta,
subimos el escalón y entramos al lugar, en su interior la gradería era de
madera y en la parte superior del centro había un habitación pequeña que tenía
una ventana chica en el centro en la que salía una luz que proyectaban las
películas. Antes que inicie la función, mi curiosidad era enorme por saber cómo
funcionaba el cine, me acerqué a la puerta pequeña de la habitación y miró al señor
Salaverry en el interior, una máquina grande donde colocaba el rollo de la cinta
de la película, seguía observando como iba manipulando la máquina, para que
vaya dando vuelta y como un foco proyectaba al fondo de color blanco del
teatro. La gente de Platea, parte de abajo, gritaba que inicie y daban
silbatadas porque ya era la hora. En ese momento era las 6 de la tarde estaba
por empezar, corrí a mi asiento que estaba reservado por mi hermano, se apagó
la luz eléctrica ya se daba inicio a la película OJO DE VIDRIO, en blanco y
negro, con el actor principal Antonio Aguilar, era una película que trataba de la vida de
cinco jóvenes, que después de ser torturados por la dictadura mejicana,
inclusive todos ellos pierden un ojo y asesinan al padre de uno de ellos, toman
venganza y luchan en nombre de la revolución mexicana y de la libertad; me gustó la acción, no
me perdí ninguna escena, toda la gente en silencio sepulcral, miraban como se
desarrollaba la película, que duró aproximadamente dos horas hasta las 8 de la
noche, durante ese tiempo no pegué el ojo de la película. Terminó la función,
toda la gente salía comentando, salimos con mi hermano apresurados con dirección
a nuestra casa, mi madre nos estaba esperando para que merendemos, tan pronto llegamos
nos sirvió la cena y aproveché el momento de relatarlo algunas escenas, ella me
escuchaba atentamente, luego nos fuimos a dormir, para que al otro día ir a la
escuela. Ahí comentábamos en el recreo con mis compañeros que habían ido a ver
la película y recomendaba a otros que vayan a ver la película porque estaba
interesante.
Disfruté mi primera experiencia de ver
una película en mi niñez, muy grata, me gustó el cine, de ahí en adelante,
ahorrábamos con mi hermano nuestras propinas que nos daban y apuestas que
ganábamos en el fútbol o en el juego del ojo. He mirado películas clásicas
interesantes, TARZÁN DE LOS MONOS con el actor Johnny Weissmuller, donde el rey
luchaba con animales salvajes, su hijo Boy y la famosa mona chita que los
acompañaba, todas las series no lo perdíamos, estábamos pendientes de la
cartelera que cada dos días renovaban. Posteriormente disfruté la película
hindú LA FAMILIA ELEFANTE que era mi sensible, donde el elefante fue amarrado
por su domador y que este rompió la cadena para salvar al niño que gateaba e
iba tras la pelota que cayó al río y el niño estaba punto de caer, fue salvado por
el elefante, pero el domador no sabia lo ocurrido pensó que el elefante se
había soltado, lo castigó y el elefante lloraba. Al terminar la película la
gente comentaba y cuestionaban la actitud del domador y algunos habían llorado
cual elefante. De igual manera observé la película cómica CAPULINA, aquel gordo
con un mostacho que le daba la presencia de un charro, era divertido al actuar,
todos los niños reían a carcajadas por sus actos que realizaba, además miré las
películas KING KONG, CONGA, HARRY EL SUCIO, LÁTIGO NEGRO, LLANERO
SOLITARIO, SANTO y otras. Me gustó el
cine, cualquier estreno, éramos los primeros con mi hermano y los amigos del
barrio en asistir y gastar las propinas.
Aquellos años que me viene al recuerdo
de mi niñez, donde pasé momentos agradables en mi tierra natal de Santiago de
Chuco, gocé de un buen cine, de películas clásicas, esto se dio hasta antes de
los ochenta, en que se dejó de proyectar las películas en el teatro municipal.
El cine nos promovió imaginación, creatividad y nos culturizó, además sirvió
para socializarnos e integrarnos con la colectividad. Ahora la tecnología ha
vuelto a los niños adictos, a series virtuales violentas, poco creativos, que lo
han hecho aislarse y perder su esencia de niño, no se integran con la gente ni
menos con la colectividad.
(*)
Doctor
en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del
Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento
Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
Textos que pueden ser reproducidos
citando autor y fuente
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