TELÚRICA DE SANTIAGO DE CHUCO

Dr. Javier Delgado Benites (*)

Se escribe suficiente de las bondades que nos confiere la naturaleza porque es fuente de bienestar que repercute los sentidos. Si de eso se trata, entonces es más conveniente cuando observamos el reconfortante paisaje de nuestra tierra natal.

 

Santiago de Chuco es un lugar serrano de rígido temperamento en que todavía parece rechinar ecos de su pasado, ya que dentro y fuera de su población se levantan titánicas fortalezas, como evidencia de su rica historia.

Todo su complejo panorámico es una parte de la sierra norte de nuestro territorio, ubicado estratégicamente, casi en el centro del fértil suelo serrano, por el diverso color de su ambiente, cielo azul profundo, se ha ganado el privilegio de ser dueño de un irresistible hechizo denominado la capital de la poesía del Perú y posteriormente de la pintura y del folklore.

Pueblo fundado bajo el criterio español, pero sobre cimientos de una cultural nativa Chuco, por eso, son hondas sus raíces que contribuyen a configurar su idiosincrasia. De clima frio y seco, propio de un lugar de los tres mil cien metros sobre el nivel del mar, incita a contemplar unos perfiles de colosales cerros verdeogores.

Este natural encanto del lugar que invita a recorrer todos los rincones ya en su apacible llano o en los flancos de los imponentes cerros, donde se esparce la paz y se dilata el colorido de su medio ambiente. A esto se complementa la presencia del animoso lugareño que mantiene su mística en el trabajo, es decir, intensamente ligados con su suelo andino.

Sus tierras son fértiles y gran productor de trigo, las mismas que por sus variedades toman diferentes nombres. Además tienen frescas y olorosas huertas juntitas a cada casa rural, donde abundan hortalizas nativas. Sus chacras están pircadas por sus contornos con menudas piedras.


Santiago de Chuco es capital de la provincia y distrito del mismo nombre, con los demás distritos Cachicadán, Angasmarca, Mollepata, Quiruvilca, Santa Cruz de Chuca, Mollebamba y Citabamba. Todos estos lugares son también atractivos turísticos, cada uno tiene paisajes policromos, restos arqueológicos, costumbres, tradiciones y artesanías.

Desde el pueblo se puede aguaitar a plenitud el desfile arrogante de virginales hileras de la cordillera blanca, como queriendo hincar el inmenso cosmos. Celajes y momentos de arrebol se conjugan espectacularmente. Policromía fantástica, desde sus alturas contemplar los amaneceres, viendo ese cambio de gama de colores que se presentan sucesivamente sobre las nieves perpetuas es cuando hace que toda descripción quede pequeña. Son albos poéticos, primorosos amaneceres y nadie se cansa de ensanchar la mirada frente a la belleza plena.

Vislumbrar las nubes mañaneras, cuando se forman suavemente sobre los sembríos que se extienden en cercanía de las aldeas siempre floridos, es naturalidad y esotérico encanto, con siluetas delineados por manos del divino artista. Al medio día, pararse y aguaitar desde la colina a esos buenos campesinos que inclinados sobre la tierra abren surcos permanentemente, es cuando uno se siente contagiado y se aferra más a su suelo y extraña más cuando se está lejos. Al caer la tarde, dar un paseo por las calles estrechas del pueblo es otra emoción, y en la noche azul, la majestuosidad del paisaje se hace irreal.

De las faldas de los cerros, en muchos de los puntos geográficos brotan aguas cristalinas en los puquiales. Es notable que este líquido nunca se enturbia tampoco varia el caudal, mucha de la gente lo aprovecha para tomar.

El campesino de Santiago de Chuco es rebelde y bravío, laborioso y curtido hombre del ande. Su existencia se desenvuelve con las actividades agrícolas, vinculadas a los antiguos usos y costumbres del pasado; es decir, es la actividad de la chacra que les ofrece su satisfacción indispensable, creen en sus propios dioses naturales que todavía vigilan sus sembríos y sus cosechas. Ellos son gente de rostro sufrido, se desplazan ataviados con sus vestimentas típicas, los varones con su saco y sombrero, las mujeres con sus floridos vestidos o faldas.

En sus fiestas costumbristas hay derroche de alegría, durante el año tienen muchas fechas que son motivo de festejos, desde el año nuevo, la bajada de reyes, carnavales, semana santa, las fiestas patronales de los diversos distritos y caseríos y la fiesta central en julio en honor al Apóstol Santiago El mayor, y terminando el año con la navidad.

Solo la visita a Santiago de Chuco puede darnos la oportunidad de gustar plenamente su embriagadora delicia y todos sus encantos.


(*) Doctor en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

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