LAS CAÑAS DE MAYO DE CÉSAR VALLEJO
Dr. Javier Delgado Benites (*)
Las cañas de mayo
de Santiago de Chuco, realmente contiene el verdadero néctar agrario del
poblador que lo siembra el maíz en el mes enero para tener las cañas en punto
en el mes de mayo y a la vez disfrutar de sus choclos que es también una
delicia por su suavidad y dulzura al comer.
El mes de mayo en Santiago de Chuco
es paisajista sin duda alguna, es un destino para la observación de la
naturaleza con su gran biodiversidad, después de contemplar los aguaceros del mes de enero,
febrero y marzo, así como abril, pero en menor intensidad emerge el sol en
mayo, brillante, resplandeciente y la telúrica se embellece de mil espejos y
matices. En diversos lugares han brotado las flores y se han colmado las
fuentes de verdes plantas silvestres, siendo fantástico
y fascinante que puede haber en mi santa tierra.
Las chacras de maíz están en plenos choclos, donde en ella crecen también
las ñuñas y arvejas que se enredan en torno a los tallos y dejan colgar sus
vainas verdes. Al ingresar se escuchan un filarmónico sonido
de insectos y moscones. Cruzan mosquitos, libélulas, moscardones y tábanos;
cada quien con su sonido, compás y propósito.
El mes de mayo por su paradisíaca
belleza, por lo benigno de su clima, para extasiarse de su aire puro y fresco,
de sus incomparables paisajes que, sin duda alguna, fortifican la salud física
y espiritual, marcando huellas inolvidables en todos los que hemos tenido la
dicha de respirar el perfume de su aire saludable.
Las cañas de mayo
al cogerlo, limpiarlo, partirlo y pelarlo hasta desnudarlo con los dientes como
una vela blanca o granate; desgarrarlo hábilmente con los caninos; triturarlos
con los molares y extraerle el jugo es pura miel, que viene hacer una operación
tan especial, que tiene mucho de cándido, otro tanto de familiar y no poco de deleitoso,
más aún, si se hace soga para extracción del jugo, es decir es un refuerzo, la
caña ayudándose de las manos y los dientes. A nadie se le puede negar una caña,
al punto que los niños abordan a quienes llevan sus atados, y se los toman por
sus propias manos.
El poeta César Vallejo
quien admiraba y deleitaba el paisaje de Santiago de Chuco y principalmente en
el mes de mayo porque estando fuera de su lar natal lo hacía recordar sus
vivencias con sus amigos, familiares y sus amores. Tuvo frases muy gráficas de
las cañas de mayo en su poema Idilio Muerto (1919) que pertenece a su poemario
Los heraldos negros, donde califica la bondad y dulzura de su andina y Rita de
junco y capulí.
Qué estará haciendo esta hora
mi andina y dulce Rita de junco y capulí;
ahora que
me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre,
como flojo cognac, dentro de mí.
(…)
Qué será de
su falda de franela; de sus
afanes; de
su andar;
de su sabor
a cañas de mayo del lugar.
Idilio muerto es un poema
hermoso de argumento evocativo y emocional, de intensa naturaleza nostálgica de
un amor correspondido nacido en Santiago de Chuco, pero que, se había distanciado
y que era difícil estar juntos para poder darse el afecto que se tenían, solo
lo quedaba al poeta recordarlo comparándolo con las cañas del mes de mayo que
son una dulzura, con ese amor que fue Rita, la andina la mujer amada.
Como se extraña estar en
Santiago de Chuco en este mes de mayo, donde su paisaje parece un lienzo de un
renombrado pintor y que la dulzura de comer las cañas de mayo que son puro
almíbar.
(*) Doctor
en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del
Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento
Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
Textos
que pueden ser reproducidos
citando
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