CARTA A MI HERMANA EN LA ETERNIDAD

Trujillo, 04 de junio del 2022
Estimada hermana Elizabeth
Hoy día 04 de junio, cumples dos años de tu eterna partida para estar junto a mi padre y a los ángeles del cielo. Para mi madre y mis hermanos, tu ausencia es muy sentida que duele como el día de tu partida, te extrañamos cada día, nuestro entorno familiar, ya no es el mismo sin tu presencia, tratamos de reparar tu ausencia, pero es muy difícil acostumbrarnos sin ti.
Cuantos recuerdos me vienen a mi mente, pensar en esa alegría que se sentía cuando compartíamos gratos momentos contigo, en nuestra niñez en Santiago de Chuco, en Trujillo cuando éramos estudiantes universitarios y en las reuniones con mis padres, mis hermanos, los familiares y amistades más cercanas e intimas que eran muy bonitas llenos de amor, fraternidad, sinceridad y ayuda mutua.
Estos dos años de ausencia amada hermana que te encuentras en la eternidad, echamos de menos tus alegrías reflejadas en tu sonrisa, el espíritu de integración y unión de la familia, el amor que tenías a nuestros amados padres y por esos acertados consejos y estímulos que nos dabas para lograr todos nuestros planes de vida que teníamos para ser siempre personas de bien, son todos aquellas vivencias que llenan mi alma para continuar bregando por la vida y dejando en alto nuestra familia y a nuestra santa tierra.
Siempre apareces en mi mente y me viene la nostalgia en algunos casos evito llorar, siento tristeza, pero a la vez ese dolor luego se convierte en ánimo y me siento feliz que esteas en el lugar más bienquisto que es la eternidad donde yaces en paz y la verdadera tranquilidad, rodeado de mi padre, familiares, amigos que siempre te apreciaron y supieron valorarte. De ese lugar privilegiado que te encuentras con mi padre, te pido que reces por la salud de mi apreciada madre y por el bienestar de todos mis hermanos, sobrinos y familiares.
Hermana quiero decirte que fuiste un ejemplo de estudio, de perseverancia y de espíritu de progreso. Por ese sincero amor que me tuviste a mí y a mis hermanos, no has muerto, sigues impregnada en nuestra alma.
Espero que estas palabras que manifiesto en esta breve carta, lleguen a tu morada, que sepas que sigues en mi mente y en mi corazón, que no te olvidaré nunca, serás como mi luz que irradia el camino peliagudo de cada paso que doy en mi vida.
Lo único que te diré hermana, espérame que algún día, estaremos juntos.
Te quiero por siempre.
Tu hermano
Javier
(Javito como tú me llamabas)

 

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