LA MELENA DE CÉSAR VALLEJO
Dr. Javier Delgado Benites (*)
La melena es el pelo frondoso que César Vallejo dejaba
crecer, cuando se encontraba en Santiago de Chuco de vacaciones en los meses de
enero a marzo. Se podría afirmar, que es parte de la costumbre de los jóvenes de
la sierra que en esos meses que no estudian y están de vacaciones dejan crecer
el pelo, con la finalidad de sobrellevar el frio, esos meses es invierno, donde
los aguaceros son frecuentes todos los días, se presentan nieve, granizo y llovizna de moderada a
fuerte intensidad, incluso amanece lloviendo, el frio es penetrante. Eso sucedió
en las vacaciones del año 1917 donde no fue necesario para el poeta cortarse el
pelo, por el frio que hace esa época de invierno y al retornar con la melena leonina
a la costa para cortarse el pelo y así poder ir a estudiar el tercer año de
estudios de Jurisprudencia en la Universidad de La Libertad – Trujillo, y continuar
trabajando de maestro en el colegio San Juan, donde ese año tiene como alumno
al niño Ciro Alegría. Pero por circunstancias que se le presentaron al poeta,
no fue posible cortarse el pelo y decidió mantenerlo, creando una batahola en
la comunidad de Trujillo.
Sus amigos testimonian de la melena del poeta de Santiago
de Chuco:
Su amigo Espejo Asturrizaga dice: “El año 1917,
Vallejo lucio una abundosa y cetrina melena que dio mucho que hablar a las
gentes de Trujillo. He aquí su origen: terminados sus exámenes en la
Universidad, Vallejo como lo hacía todos los años, viajó a pasar sus vacaciones
a Santiago de Chuco (diciembre de 1916). Durante su estadía en el pueblo que lo
vio nacer, Vallejo se dejó crecer el pelo, despreocupado, ya que por allá no
existían las exigencias que en las ciudades de la costa. De regreso a Trujillo,
con una desmesurada cabellera, Vallejo tuvo como primera intención refugiarse
en una peluquería para arreglarse el cabello, pero se encontró con sus amigos
que, festejando su regreso, le llevaron a un bar donde entre abrazos y copas no
le dieron tiempo para ir a la peluquería. La presencia de Vallejo en las calles
con tal melena llamaron poderosamente la atención en forma exagerada,
haciéndose una serie de comentarios adversos y burlones. Vallejo frente a esta
actitud hostil decidió no cortarse el cabello, enfrentándose valientemente a la
murmuración y la maledicencia. Así aparece Vallejo en el año 1917 luciendo esa
melena que en uno de sus poemas la cita: “¡Tus ojos por anónima melena pasaron
inocentes, dulces, píos-, cual dos niños al borde de una pena”!
La coposa melena fue poco a poco disminuyendo. El año 1918 que está en Lima, ya la melena no tiene la frondosidad de los días del año 1917”. (1)
Tal como narra Espejo, el poeta César Vallejo hace
mención de su melena en la tercera estrofa del poema titulado: En “Los dos amores”, publicado en La
Industria de Trujillo el 15 de junio de 1917.
¡Oro sentimental de un triste faro
en
que hay misas de luz contra el Destino!
¡Brevecita,
como un granito raro,
reías
de la escena de un cretino!
Tus
encajes de cruel lila preclaro
se
ajaban en un llanto vespertino.
¡Y
eras breve, como un granito raro,
como
un ojito de agua oreado en vino!
¡Tus ojos por mi anónima melena
pasaron inocentes, dulces, píos,
cual dos niños al borde de una pena!
Y el brillante abanico que estrujaste,
como
un manojo de puñales fríos
miró
a mi corazón... ¡y lo engastastes!
Su alumno Alegría relata: "En ese momento me di
cuenta de que el profesor no se recortaba el pelo como todos los hombres, sino
que usaba una gran melena lacia, abundante, nigérrima. Sin saber a qué
atribuirlo, pregunté en voz baja a mi compañero de banco: “¿Y por qué tiene el
pelo así?”. “Poeta es poeta”, me cuchicheó".
(…) Cuando la campana sonó anunciando el recreo, César Vallejo se limpió la tiza que blanqueaba sobre una de sus mangas, se alisó la melena haciendo correr entre ella los garfios de sus dedos, y salió. Fue a pararse de nuevo junto a la puerta y estuvo allí haciendo como que conversaba con los otros profesores.
Alegría sigue diciendo “Miré a mi profesor. César Vallejo -siempre me ha parecido que ésa fue la primera vez que lo
vi- estaba con las manos sobre la mesa y la cara vuelta hacia la puerta. Bajo
la abundosa melena negra su faz mostraba líneas duras y definidas. La nariz era
enérgica y el mentón, más enérgico todavía, sobresalía en la parte inferior
como una quilla. Sus ojos oscuros -no recuerdo si eran grises o negros-
brillaban como si hubiera lágrimas en ellos.
(…) Corrió la noticia de que nuestro profesor
había sido asaltado durante la noche por un grupo de individuos que trataron de
cortarle la melena. Él se había defendido dando feroces puñetazos y puntapiés.
Miré con curiosidad su melena de león. Estaba intacta.
(..) Debido a que Vallejo ocupaba un lugar muy secundario en el estrado, sólo se le podía ver la cabeza. Pero ella, grande de melena y cetrina de tez, resaltaba claramente entre tanta pechera blanca y tanta luz... y entre tanta cabeza sin carácter”. (2)
Su amigo Esquerre dice. “Su enorme melena era un espectáculo. Recuerdo que sus pequeños alumnos miraban asustados como sin don Lobo hubiera bajado de las montañas para recitarnos. Nadie podía mirarlo sin sentir un lejano y desconocido pavor. Era como mirar a la muerte. Si callaba ofendía, si hablaba aplastada la casa y la reunión”. (3)
Orrego dice: “Paréceme verlo todavía, a una distancia de más de treinta años (1955). Figura magra, escurrida en demasía, flexible, ligeramente dislocada al caminar, de mediana estatura. Frente vasta, alta, sin ninguna arruga, con suavísima prominencia en la parte superior. Caía sobre ella, con gracia viril, desordenada en ocasiones, una bruna, copiosa y larga cabellera. Vigoroso el entrecejo, más sin dureza ni acrimonia”. (4)
Por otro lado, el escritor huamachuquino Galarreta, acopia una anécdota sobre la melena del poeta de Santiago de Chuco:
Según
Galarreta dice: “En 1917, al regresar a Trujillo después de sus vacaciones en
Santiago de Chuco, Vallejo lucía una frondosa y nigérrima melena. Estando en
una reunión amical, en la casa de la familia Sánchez Ferrer, el poeta preguntó
a una bella damita del grupo de amigos:
- “¿Qué haría Ud. Sí en este momento se sintiera un fuerte temblor de tierra? Ella sonriente, le contestó: - Iría esconderme en su melena, poeta”. La rapidez y el ingenio de la respuesta motivó sonora y generalizada risa”. (5)
En Trujillo la melena coposa del poeta César Vallejo, creo un
escándalo y burla de muchos enemigos literarios y público, que miraban con
malos ojos, pensando incluso, que dicha melena le prodigaba poder para escribir
los buenos poemas que en esos tiempos iba perfilándose como uno de las
revelaciones de la poesía en el Perú, inclusive fue tentado por enemigos de
quererlo cortar para según eso ya no pueda escribir y publicar en los diarios y
revistas en la que era requerido.
(Fotos: Pinturas de Agustín Rojas y Juvenal Sánchez)
REFERENCIAS
(1).Espejo a. Juan (1965). César Vallejo. Itinerario del
hombre. Librería Editorial Juan Mejía Baca. Lima. pp.53 y 54.
(2).Ciro Alegría. El César Vallejo que yo conocí.
(3).Velarde, Hernán (s/a). El reportaje. Editorial Arica S.A:
Lima. p. 134.
(4).Chang Rodríguez, Eugenio (2006). Antenor Orrego. Modernidad y culturas americanas. Fondo
Editorial del Congreso del Perú. pp. 83-13.
(5). Galarreta, Julio (1992). César Vallejo. Poeta, narrador,
dramaturgo, ensayista. Investigación realizada en la Universidad Nacional Federico
Villareal. Lima. p. 46.
(*) Doctor
en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del
Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento
Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
Textos
que pueden ser reproducidos
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