TRILCE SE EDITÓ EN LOS TALLERES TIPOGRÁFICOS DE LA PENITENCIARÍA
(Al celebrarse el centenario de su publicación de Trilce)
Dr. Javier Delgado Benites (*)
La Penitenciaría Central de Lima (conocida como El Panóptico), fue construido
entre 1858 e inagurado en 1860, en el gobierno de Ramón Castilla, se encontraba
ubicado frente al actual Palacio de Justicia, entre las avenidas Wilson y Bolivia, (actualmente es el
hotel Sheraton y el Real Plaza
Centro Cívico de Lima). Fue demolido en 1964.
En dicho establecimiento penitenciario funcionó en su
interior los talleres tipográficos de la penitenciaría de Lima, donde se brindaba
servicios de imprenta y encuadernación, tales
como impresión de boletines, revistas, memorias de autoridades, libros de
contabilidad, códigos y reglamentos, así mismo, se imprimió libros por encargo
de clientes particulares.
Cuando Vallejo llega a Lima a fines de diciembre de 1917 y en
1918 entabla amistad con escritores limeños dentro de ellos José María Eguren,
Abraham Valdelomar siendo este último
que vivía frente a dicho establecimiento penitenciario, donde su padre
Anfiloquio, fue subdirector y posteriormente llegaría a ser director interino
de la penitenciaría. En dichos talleres se editó La canción de las figuras
(1916) de José María Eguren y El caballero Carmelo (1918) de Abraham
Valdelomar.
En los talleres tipográficos del Panóptico se editó el
segundo poemario Trilce del poeta César Vallejo, que la mayoría de poemas fueron
escritos durante la prisión que estuvo casi cuatro meses, del 6 de noviembre de
1920 al 26 de febrero de 1921, siendo un total de 112 días que sufrió el autor
en una cárcel de Trujillo.
En 1922 que se editó Trilce estaba responsable de los talleres
del Panóptico el maestro Abelardo Ormeño, un anarquista discípulo de Manuel
González Prada, quien supervisó la edición de Trilce y realizó el contrato y los
detalles de la impresión del poemario. Su edición fue corta de 200 ejemplares.
Trilce, es
sin duda alguna, es uno de los poemarios más importantes de la vanguardia latinoamericana.
Revolucionó la poética en lengua castellana. Para César Vallejo fue un grito
de Libertad.
La imprenta de la penitenciaría era una buena alternativa de
impresión para cualquier escritor. Por esa época, había ganado una cierta popularidad
por la calidad de muchos de los libros ya publicados y por su buena manufactura
tipográfica y material. Por otro lado, el costo de edición era menor al de las
otras imprentas de Lima, por lo que usaban mano de obra barata de los reclusos
como parte de su rehabilitación a la sociedad y no había fines de lucro.
(*) Doctor en educación, ingeniero
químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación
en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su
Tierra, docente universitario.
Textos que pueden ser reproducidos
citando autor y fuente
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