EL APÓSTOL SANTIAGO “EL MAYOR” Y EL ZORZAL

Dr. Javier Delgado Benites (*)

 

En Santiago de Chuco a mediados del siglo pasado, hubo una época que la mayoría de niños, sufrieron de una generalizada caries dental, soportando de incontrolables dolores, sin que haiga algún medicamento que pudiera sosegarlos. Era tanto el desconsuelo que el patrón del pueblo el Apóstol Santiago “El Mayor”, se compadeció y quiso ayudarlos cambiándoles sus débiles dientes de leche por otros de marfil.

Para cumplir dicha misión llamó al zorzal que andaba cantando muy orondo en las ramas de un eucalipto y le dijo:

-      Ven hijo mío a cumplir este mandado.

El zorzal se acercó presurosamente y esperó la orden plantando su pico en el suelo y estirando sus alas en señal de obediencia.

-      Quiero curar el sufrimiento de los niños de mi pueblo, necesito que me traigas los restos de marfil que se encuentran sepultados en las hondonadas de Sitabamba. Anda y vuelve rápido, tráeme el marfil, el llanto incesante de estos niños me hace sufrir mucho.

El zorzal cerró sus ojos rojizos en gesto de sumisión, y rápidamente salió volando a cumplir el mandato; pero al pasar por un lugar donde había plantas de capulí que estaban cargados de ricos frutos de tono rojizo tirando a marrón, se posó en uno de las plantas de inmediato empezó a disfrutar y a entonar sus cánticos, pasando varias horas. Entre canto y canto, el zorzal llenó su buche y muy contento hizo una siesta ante la mirada recelosa de los jilgueros y gorriones que sobrevolaban a su lado, se durmió sin preocupación alguna casi hasta la hora en que el sol ya se despedía por el lado oeste de los cerros del pueblo.

Al darse cuenta que las lejanías ya principiaban a vestirse con su color oscuro amarillento avisando el pronto anochecer, y ante el inminente castigo que sufriría por parte del santo patrón, emprendió vuelo, deteniéndose en una de las chacras donde unas mazorcas de maíz resplandecían ante la puesta del sol con su gesto blanco, el zorzal no halló mejor alternativa que coger la mazorca del maíz blanco lechoso y regresó ante el Apóstol Santiago pensando sorprenderla; para sí caviló que el maíz era mejor y que inclusive estaban hechos a la medida de la dentadura de los niños.

A su retorno encontró en la iglesia sentado en su trono al Apóstol Santiago, quien al distinguir la presencia del zorzal le preguntó molesto:

-       ¿Por qué te tardaste tanto?, ¿Dónde está el marfil por el que te envié?

-      No conseguí encontrar señor mío, busqué todo el tiempo que estuve ausente y al no encontrar he traído estas mazorcas de maíz que son blanquitas y muy bonitas -contestó el zorzal con cinismo.

El Apóstol Santiago que ya sabía todo lo que había hecho con su confianza depositada, se molestó con la mentira y la flojera del ave.

-      Eres un mentiroso, soez criatura, por culpa de tu pereza y desobediencia, los niños de mi pueblo continuarán con sus dientes de leche que serán frágiles y gastables, y como tal, cada vez que se les piquen continuarán sus dolores.

Y haciendo un gesto severo, el Apóstol Santiago completó:

-      Aléjate de mí vista mentiroso, más te digo que nunca saciarás tu hambre. En adelante, con dificultad y gran sufrimiento disputarás los capulíes con todos los niños de este pueblo, vivirás de claro en claro picoteando incesantemente los saucos y todo tipo de arbustos, los alimentos se fluirán apresuradamente en tus escasas tripas.

Terminada la sentencia, el zorzal cogido en culpa, junto al madrigal de la noche se retiró sin contestar, desanimado y decaído.

Desde entonces se dice que todos los zorzales en Santiago de Chuco, cada vez que aparecen los niños, con sus guaracas de jebe, dejan de picotear los capulíes, remontándose por las quebradas, como queriendo lavar la maldición del Apóstol Santiago.

 

(Relato contado por mis padres, cuando los visitaba en julio en tiempos de fiesta).

 

(Foto de Internet, montada por el autor)

 

 

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

 

Textos que pueden ser reproducidos

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