LAS ADIVINANZAS APRENDIDAS EN SANTIAGO DE CHUCO

Dr. Javier Delgado Benites (*)
Las adivinanzas son parte de la tradición oral de los pueblos, son enunciados, sencillamente en forma de rima, que nos invita a describir como a imaginar, están llenas de incertidumbre y emoción. En los enunciados se circunscriben pistas para su respuesta.
Las adivinanzas eran aprendidas y practicadas en casa y en los libros de lectura que proveía el Ministerio de Educación en la escuela.
En mi caso personal aprendí las adivinanzas en mi casa, mi madre era las que nos enseñaba, recuerdo que nos decía:
- Voy echarles una adivinanza para que adivinen la respuesta.
Todos mis hermanos estábamos atentos, lo que mi madre iba decir, para según eso adivinar y dar la respuesta, había adivinanzas que acertábamos, otras que no dábamos con la respuesta, y manifestamos con mis hermanos en forma unísona.
- Díganos la respuesta, nos rendimos.
Mi madre nos explicaba didácticamente y aprendíamos dicha adivinanza. Luego nos reuníamos con los amigos del barrio o de la escuela, jugábamos las adivinanzas y ahí poder manifestar la adivinanza aprendida en casa, así mismo, también aprendíamos nuevas adivinanzas de los amigos y leyendo libros, incluso inventábamos. Así se fueron incrementando el bagaje de nuestro repertorio de adivinanzas en Santiago de Chuco.
Las adivinanzas se pierden en la noche de las edades; cumplen un rol en nuestra herencia cultural que vienen de nuestros antepasados, lo llevamos íntimamente como videntes o adivinos. Lo repetíamos en determinada época de la vida, lo enriquecíamos en forma metódica, como un juego, como una pregunta capciosa, que integraba el prosaico de vivir de niño, de joven.
Las adivinanzas existen en gran variedad, desde simples hasta complejas, algunas de ellas con arraigo local.
Recuerdo algunas adivinanzas que mi madre me enseñó, los comparto la elección de muchas que he recopilado, para que les haga recordar sus gratos momentos de su niñez en Santiago de Chuco.
Pica pero no lastima.
(EL AJÍ)
Redondo, redondo
barril sin fondo
(EL ANILLO)
Chiquito como un ratón
guarda la casa como un león.
(EL CANDADO)
Tiene hojas y no es nogal,
tiene lomo y no es animal.
(EL LIBRO)
Tiene dientes y no come
tiene barbas y no es hombre.
(EL CHOCLO)
Come con su barriga
y lo vota por su espalda
(EL CEPILLO DE CARPINTERO)
Botijita verde
con su tapita rojita.
(EL CUYTULÙN)
Tengo agujas y no sé coser
tengo números y no sé leer.
(EL RELOJ)
Largo, largoté,
con nudo al cogote.
(LA CORBATA)
Una señora muy señoreada,
con muchos remedios
y ninguna puntada.
(LA GALLINA)
Una mulita cargada
entra a una quebrada
y sale la mula sin nada.
(LA CUCHARA)
Blanco por dentro
verde por fuera
si quieres que diga espera.
(LA PERA)
Con dos ojitos
y sus dos piquitos
te ayudan a recortar
telas y papelitos.
(LA TIJERA)
Verde me crié
rubio me cortaron,
oscuro me molieron,
blanco me amasaron.
(EL TRIGO)

(Fotos de Internet)

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
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