NEGROKA UNA VOZ AL SERVICIO DE LA CULTURA DEL PUEBLO

Dr. Javier Delgado Benites (*) Se había pasado la Navidad en familia y el fin del año escolar, los amigos de la mancha de La Parva de la Virgen del barrio Santa Mónica de Santiago de Chuco liderados por Childe e integrados por: Shongo, Chino Roger, Negroka, Lamparín, Alalao, Duaydo, Chinicana, Gordo Linder, Limeño, Jipy, estaban recién salidos de vacaciones escolares. El día 30 de diciembre en la tarde se reúnen en los muros de la escuela para planificar como todos los años, hacer el muñeco para quemar el día 31 de diciembre, el fin del año viejo. Childe a todos reunidos pregunta: -         ¿Mañana (31 de diciembre), a las nueve de la mañana, todos hacemos el muñeco, con ropa que no se usa en la casa? -         Yo traigo una camisa –dice shongo. -         Yo traigo un pantalón –expresa chino Roger. -         Yo traigo un saco y mi hermano Negroka, trae las botas, que ubique en la zapatería de mi papá algunas botas que ya no sirven –señala Childe. -         Yo traigo la corbata –manif

(Mi madre sin síntomas ni malestar en su embarazo)   Dr. Javier Delgado Benites (*) Un escrito que me relata mi madre Aurora Benites Vda. de Delgado, los detalles de cómo ella se entera de su embarazo de mi persona y dice: -       Tú hijo, has sido muy diferente a todos tus hermanos, porque, en primer lugar, nunca supe que estuve embazada de ti, porque jamás tuve ningún síntoma ni malestar, como los tuve de todos tus hermanos, tenía miedo embarazarme porque sufría mucho. En cambio, en tu caso, realmente no sabía que estaba embarazada. Un día de agosto mí madre se fue cabalgada a caballo a visitar a su madre, mi abuelita Luisa Aguilar quien vivía en rinconcito idílico, Pachogón, a dos horas del pueblo, en dicho lugar permaneció dos días y el último día para que se regrese a la casa del pueblo, mi abuelita había preparado suficiente mote con dulce y le dice a mi madre. -       Hijita llévate mote con dulce, hay bastante, llévalo para que coman los niños y Francisco. -       Y

Dr. Javier Delgado Benites (*) La aloja es una bebida ancestral que cautiva los paladares de la gente de mi tierra. Santiago de Chuco es el lugar donde se preparaba y se sigue preparando este néctar nativo y representativo, por lo que debe ser considerada patrimonio histórico del lugar. He tenido la oportunidad de visitar otras provincias aledañas liberteñas, no he apreciado esta bebida morada. La aloja que todas las familias de mi lar natal hacen en sus hogares, utilizan como materia prima el maíz negro que produce las tierras fecundas de ésta pueblo andino, se hierve con agua en grandes ollas de barro o peroles de cobre en los fogones hasta que el maíz se reviente, se agrega canela, clavo de olor para darlo el aroma requerido, se deja enfriar y luego se los guarda el líquido en cántaros, botijas o botijuelos de barro. Si el cántaro, botija o botijuelo esta borracho, rápido fermenta, se agrega chancaca para endulzar a los dos o tres días esta idónea para tomar, si el cántaro, botija o