UN DÍA COMO HOY NACÍ EN SANTIAGO DE CHUCO
(Mi madre sin síntomas ni malestar en su embarazo)
Dr. Javier Delgado Benites (*)
Un escrito que me relata mi madre Aurora Benites Vda. de
Delgado, los detalles de cómo ella se entera de su embarazo de mi persona y
dice:
- Tú hijo, has sido muy diferente a todos tus hermanos, porque, en primer lugar, nunca supe que estuve embazada de ti, porque jamás tuve ningún síntoma ni malestar, como los tuve de todos tus hermanos, tenía miedo embarazarme porque sufría mucho. En cambio, en tu caso, realmente no sabía que estaba embarazada.
Un
día de agosto mí madre se fue cabalgada a caballo a visitar a su madre, mi
abuelita Luisa Aguilar quien vivía en rinconcito idílico, Pachogón, a dos horas
del pueblo, en dicho lugar permaneció dos días y el último día para que se
regrese a la casa del pueblo, mi abuelita había preparado suficiente mote con
dulce y le dice a mi madre.
-
Hijita
llévate mote con dulce, hay bastante, llévalo para que coman los niños y Francisco.
-
Ya
pues mamá –contesta mi madre.
Mi
abuelita lo alista en una olla mediana de barro, lo amarra bien con un mantel,
lo coloca en la alforja, junto a cereales que lo había dado como alverjas,
habas, ñuñas, maíz, lino, y verduras de su huerta como cebolla de rabo,
culantro, rocotos, orégano, hierbabuena, etc. Mi madre monta en el caballo y se
regresa al pueblo, mis hermanos pequeños estaban esperándole, al llegar a la
casa, mis hermanos se alegran y corren a saludarlo y preguntarlo:
-
¿Qué
has traído mamá?
Mi
padre se acerca, baja la alforja pesada con las cosas y lo coloca en la sala,
guarda el caballo al corral.
Mi
madre responde:
-
He
traído mote con dulce, vayan traer su plato para servirlo.
Todos
mis hermanos corrieron a la cocina y sacaron cada uno su plato, mi madre desamarra
la olla, luego sirve el mote con dulce que se mantenía tibiecito, para mi padre
y mis hermanos, todos disfrutaban comiendo, mi madre aprovecha con sentarse porque
estaba cansada del trayecto, se puso a dormitar y siente en su barriga unos
piececitos que se movían, ella se despertó y se queda sorprendida, se pregunta:
-
¿Qué
será? Francisco, siento como piececitos en mi barriga que se mueve. ¿Qué será?
-
Anda
mejor mañana al hospital para que te examine el médico -contesta mi padre
impresionado.
Mi
madre, al día siguiente se va al hospital, el médico que lo examinó, lo atiende
y le pregunta:
-
¿Usted
ha tenido algún malestar?
-
No
doctor –contesta mi madre.
-
Ya
ha tenido hijos y así se ha manifestado –dice el médico.
-
Si
doctor, pero he sufrido bastante malestar –contesta mi madre.
-
Usted
está gestando –dice el médico.
Mi
madre al escuchar se queda asombrada de lo manifestado por el médico.
-
Viene
dentro de quince días, para indicarle cuantos meses tiene y para qué fecha va
nacer el niño.
Mi
madre salió del hospital y se dirigió con prisa a la casa, cuando llegó contó
la noticia a mi padre, quien al recibir se puso contento.
Llegó
los quince días, mi madre regresa a la cita con el médico, quién al atenderlo
lo indica que tenía tantos meses y que el niño iba nacer a mediados del mes de
diciembre.
Mi
madre al recibir la noticia, comenzó a preparar todo lo concerniente para el
nacimiento de su sexto hijo.
Mi madre me sigue dando su testimonio de mis primeros días y meses.
- Te he fajado (consiste en envolverte al bebito en una manta los miembros superiores, tronco y miembros inferiores, luego se envuelve con una faja) hasta que cumpliste un año, es la costumbre de fajar a los bebitos, con la finalidad de lograr un mejor sueño y evitar que se despierte o se asuste por los movimientos espontáneos de sus bracitos o manitos. Según me decía mi abuelita (Josefa Zavala) que el fajado brindaba comodidad y seguridad, ayuda a que los bebitos se duerman y permanezcan dormiditos siendo esencial para un buen desarrollo del cerebro.
Con
respecto al fajado, es una práctica ancestral hereditaria con adaptaciones y
modificaciones en su aplicación, pero con fines en común. Era la costumbre de
las familias de Santiago de Chuco, el fajado de los recién nacidos y meses, era
común verlo, percibían a su hijo como un ser frágil, que se debía tocar con
sutileza y cuidado, por lo que su manejo es de extremo cuidado, existía el
temor de causarle algún daño al sostenerlo. Se acostumbraba a fajarlo para
poder tratarlo con más seguridad y así poder proteger de algún daño por una
inadecuada maniobra o riesgo de susto.
Mi nacimiento acaecido el 16 de diciembre en Santiago de Chuco, fue atendida por una partera, en esa época era la más solicitada para los partos, me estoy refiriendo a la señora Jesús Grados de Tapia, ella fue la partera de la mayoría de mis hermanos. Mis padres nos enseñaron desde niños a respetarlos y lo saludarlo como madrina, porque era la que nos trajo al mundo en nuestro nacimiento, mis padres lo trataban a la partera de comadre.
Por último, mi madree me confiesa:
- Hijo lo único que me hiciste un poco sufrir, cuando eras bebito, hasta un año, no querías dormir en tu cuna, tú has dormido en mi espalda y en mi falda, cuando te tenía cargado en la espalda aprovechaba para hacer los quehaceres de la casa, cocinar para tus hermanos, lavar y otras cosas que hay que hacer en la casa.
Agradezco a mi madrecita, que me ha brindado su testimonio
real para mi juicio, conocer detalles de esta magnitud, es lo más apacible, que
llena mi alma de mucho amor a mi madre, que tengo la dicha de tenerlo a mi lado,
deseándole que me siga acompañando por muchos años más. Por tal razón, los
comparto y con ello, celebrar mi cumpleaños.
(Foto
del etiquetado: Mi hijo Francisco Delgado Camones)
(*)
Doctor en Educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación, investigador
del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del
Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra y docente universitario.
INSTITUTO
DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS Y HUMANIDADES
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Lima
– Chimbote – Trujillo
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