LAS VACACIONES ESCOLARES EN SANTIAGO DE CHUCO

Dr. Javier Delgado Benites (*)

En Santiago de Chuco en mis tiempos, al culminar el año escolar, con calificaciones satisfactorias, pasábamos la navidad con la familia y el entusiasmo de fin de año de quemar el muñeco, luego celebramos la venida del año nuevo. A partir de enero iniciaba las vacaciones escolares.

Mi lar natal se caracterizaba por su estación invernal de humedad, durante este tiempo del año, suelen dominar las lluvias matutinas, la neblina y los vientos fríos. Predominan los cielos cubiertos, con nubosidad, sobre todo, en las primeras horas de la mañana y últimas horas de la tarde; aunque, en ocasiones, puede persistir durante todo el día.

Los tres meses (enero a marzo) que eran las vacaciones escolares, era soportar los días de lluvia, frio, pero estábamos acostumbrados al clima. Durante dicho tiempo apoyábamos a nuestros padres en los múltiples quehaceres de la casa, principalmente la siembra de los productos, así mismo, pasar con los amigos de barrio compartiendo gratos momentos inolvidables.

Recuerdo que mi padre, sembraba la chacra (terreno) que tenía cerca al pueblo, donde nos llevaba a mí y mis hermanos mayores para ayudarlo, en las faenas de siembra, ayudarlo a picotear y champear en el canto del terreno, mientras, mi padre, en una melga sembraba trigo, arronjaba dicho cereal y luego pasaba la yunta para cubrirlo, en otras melgas sembraba maíz, papa, alverja, lino y otros. Después de apoyarlo en la siembra, lo ayudábamos a mi padre en su taller de zapatería a coser la suela, pulir y pintar los cercos de los zapatos y algunas labores rutinarias en la casa.

 


Con los amigos de barrio, nos gustaba ir al río para hacer las piscinas naturales para bañarnos, aprovechando el aumento del caudal del río, empozábamos con champas el Perolito, el Plato Roto, La Manzanita y otros, para que los días que sol resplandecía irnos con los amigos a disfrutar de sus aguas frías.

También nos íbamos de casa de conejos, palomas y otros. Recorríamos los alrededores del pueblo, por todos los lados, disfrutando de sus frutos silvestres, sus bondades naturales que nos proporcionaba esos meses de vacaciones.

El futbol era una pasión de todos, lo practicábamos en el barrio casi a diario, jugábamos la guerra con guaracas o flechas, nos paseamos en el carro de rodillos, en los ancos y otros juegos creativos que nos ingeniábamos para poder disfrutar y pasarlo ameno.

Mi padre nos traía unos corderitos, para entretenernos y llevarlo a pastear, lo sacábamos por los campos donde había pasto, con otros amigos que hacían lo mismo, lo llevamos a diversos lugares, los corderitos nos seguían como perritos, incluso tenían sus nombres, que lo llamábamos de lejos y venían corriendo, comían hasta que sus panzas estaban redonditas y lo traíamos a la casa para que descansen.

Había días que llovía todo el santo día, a veces toda noche, amanecía lloviendo, a veces en las tardes y luego escampaba, llovía con truenos y relámpagos, incluso con granizo, lo recogíamos el granizo (bolitas de hielo) y lo comíamos, en la lluvia a cántaros, nos gustaba meternos en los charcos para aplastar los cantaros, era algo divertido jugar. Había días que el sol brillaba y quemaba intensamente, que aprovechábamos con los amigos para ir a bañarnos al río en las pozas que habíamos empozado, llevando los corchos, la cámara de carro para que floten los amigos que aprendían a nadar.

Las vacaciones escolares familiarmente eran de unión, responsabilidad, no olvido en las tardes de lluvia compartir el lonchecito de panizara, limoncillo, unquia, toronjil, etc. con su pan de agua, semita o cachangas. La amistad con los amigos de barrio era sincera, e ingenua, jugábamos cotidianamente disímiles juegos en lluvia o sin lluvia, lo pasábamos muy bien.

Tantos recuerdos vividos en mi añorado Santiago de Chuco, en estos días de vacaciones nos vienen a la evocación dichas vivencias. Finiquito que las mejores vivencias es nuestra niñez y adolescencia habidas en nuestro lar natal.

 

(Fotos de Autor)

 

(*) Doctor en Educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

 

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