EL FOGÓN DE MI MADRE
EL FOGÓN DE MI MADRE
El fogón de la cocina aldeana de mi casa
es la esencia de mi alma plasmada en ella
es el lugar de la candela roja alborotada
que hacía hervir a las recias ollas de barro
que se divertían con los potajes preparados
de olores y enjundias de ricos sabores
hechas de las manos dóciles de mi madre.
Crecí viendo el fogón de mi progenitora
pasaba parte del día en aquel bendito lugar
atizando la leña, espirando con el soplador
viendo que ponen y cambian las ollas de barro
que hagan los aderezos de las sopas y guisos
que tuesten en la callana cancha, trigo o pelona
y saborear los amenos manjares que preparaba.
Mi madre en su cocina era la única que reinaba
tenía una variedad de ollas de barro y de aluminio
cada una de ellas cumplía una función especifica
para los potajes con sal o potajes con azúcar
tenía diversidad de utensilios de madera
una pluralidad de vajillas de loza y porcelana
incluso los afamados mates de calabaza.
El fogón de mi madre fue lo más valorado
en mi niñez, mi adolescencia y juventud
cómo me gustaba acompañarlo a mi madre
para oler sus deliciosos sabores infinitos
que era la única que sabia esos secretos
así mismo, para abrigarme del frio reinante
una parla que parla que duraba horas y horas.
El fogón de mi casa de Santiago de Chuco
es lo más andino, secreto y maternal
es el atributo íntimo de mi pensamiento
que reina en mi reminiscencia andina
de los años mejor vividos en mi tierra
que tanto añoro y extraño cada instante.
JAVIER DELGADO BENITES
Santiago de Chuco, 11 de agosto del 2024
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