RECORDANDO A MI PADRE EN SU SANTO

Dr. Javier Delgado Benites (*)

Hoy día 04 de octubre, día de SAN FRANCISCO, en referencia a San Francisco de Asís, el santo más querido y admirado en el cristianismo, patrono de los animales, de la ecología y de Italia. Este día he recordado a mi padre FRANCISCO, que celebraba su Santo, que a veces era mejor que su cumpleaños, mi padre se preparaba con anticipación para celebrar dicho día, hacia la chicha o aloja, mataba un carnero para el caldo en la mañana, mi madre mataba los cuyes para el almuerzo, molida el mote de maíz para los tamales, era un día donde festejamos en nuestro hogar el Santo del jefe de familia, la unión familiar reflejaba en el afecto de querernos y mantenernos siempre unidos con nuestra propia identidad, costumbres y tradiciones.

Mi padre me puso su nombre FRANCISCO por ser el último hijo varón, llevar el nombre de mi padre, es un honor que me acompaña desde siempre. No es solo un nombre, es una herencia que encierra historia, cariño y respeto. Desde niño comprendí que ese nombre representa el esfuerzo, la honestidad y la nobleza de un hombre que ha sabido dejar huella en la familia y en quienes lo conocieron.

El nombre de mi padre implica asumir una responsabilidad, la de mantener vivos los valores que él siempre me enseñó con su ejemplo, me mostró que el trabajo digno, la palabra cumplida y el respeto hacia los demás son los pilares de una vida con sentido. Por eso, llevar su nombre significa también ser guardián de esas virtudes que tanto admiré a mi progenitor.

Con el paso del tiempo, el significado de su nombre se ha hecho aún más profundo, porque hoy también mi hijo lo lleva, mis sobrinos. Ver que el nombre FRANCISCO continúa, me llena de orgullo y esperanza. Siento que el legado de mi padre no se detiene, sino que sigue vivo en las nuevas generaciones, como una cadena de amor y valores que une a la familia.

El nombre de mi padre para mi es una responsabilidad y es un compromiso de ponerlo en alto. Quiero que, en mi actuar y en el de mi hijo y sobrinos, se refleje en la fortaleza, la honestidad y la integridad que aprendí de mi padre. Así, el nombre FRANCISCO con mis acciones y mis logros, honraré su ejemplo y demostraré que su nombre sigue brillando en mí y seguirá brillando con el mismo orgullo, trascendiendo el tiempo y recordándolo siempre con la misma fuerza que él me enseñó.

Un abrazo al cielo estimado padre por tu santo.

(Foto del autor)

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

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