LAS PAREDES DE BARRO EN SANTIAGO DE CHUCO
Dr. Javier Delgado Benites (*)
En cada rincón del pueblo de Santiago de Chuco, la memoria se levanta como una brisa que acaricia lo antiguo. Nada está olvidado: cada piedra y cada muro hablan si uno sabe escuchar. El pueblo respira historia en sus construcciones más humildes.
Las paredes antiguas de barro de las casas, los corrales y las huertas son testigos silenciosos de la arquitectura tradicional del pueblo. Construidas con técnicas ancestrales, reflejan la adaptación de los habitantes al entorno y su uso de materiales naturales como el barro, la paja, la piedra, la madera y las tejas.
Cada grieta cuenta una historia, cada textura suena como un eco del pasado. No hace falta cerrar los ojos para imaginar cómo se levantaron estas paredes. Basta tocar su superficie para sentir la vida detrás del adobe.
Las paredes de barro fueron hechas con adobes o tapiales y, a pesar de su aparente fragilidad, conservan una belleza única que evoca la construcción tradicional y la profunda conexión con la tierra.
En su sencillez habita una grandeza que no se pierde. Allí se encuentran las raíces de un pueblo que supo construir con lo que tenía y convertirlo en arte. Así, el barro se vuelve un puente entre lo que fuimos y lo que aún somos.
Una pared de barro puede mostrar signos de erosión por el tiempo; su superficie agrietada y desgastada revela las huellas de los años, con tonos terrosos moldeados por el clima y el paso de generaciones. También conserva detalles de su construcción original, como capas de yeso o las marcas de los adobes y tapiales trabajados por artesanos de antaño.
En Santiago de Chuco, algunas de estas paredes forman parte de antiguas casonas de estilo colonial, evocando la época en que la mayoría de sus habitantes eran descendientes de españoles, originándose un profundo mestizaje con los nativos chucos.
Hay lugares que guardan tesoros más valiosos que el oro; guardan la memoria familiar. Allí donde una mano dejó su huella, también dejó su amor. Allí donde se levantó una casa, se levantó una vida.
La casa de mis padres en Santiago de Chuco las paredes están hechas de adobe, y todavía conserva las huellas de sus manos, inmortalizadas en la pared. Por eso, la conservamos como patrimonio, como identidad y como herencia que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.
Actualmente en el pueblo están quedando pocas las casas de pie construidas las paredes de barro como el adobe, con la llamada “modernidad”, han destruido y siguen destruyendo nuestra arquitectura e identidad andina y las autoridades analfabetas no saben de patrimonio menos de cultura, lo único que los interesa son llenarse los bolsillos.
Santiago de Chuco, julio del 2025
(Fotos del autor)
(*) Doctor en educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
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