LUIS DE LA PUENTE UCEDA HACÍA GALA DE SU VOZ EN EL CANTO

Dr. Javier Delgado Benites (*)

Luis Felipe De la Puente Uceda en su tiempo de estudiante secundario y universitario que estudiaba en la ciudad de Trujillo, solía visitar Santiago de Chuco en época de vacaciones de medio año (fines de julio que coincidía con la Fiesta de Octava) y fin de año (fines de diciembre que coincide con navidad y año nuevo). En esas vacaciones últimas de tres meses, era el organizador de bailes, levantadas, carnavales y la fiesta de disfraces; era muy alegre y divertido. Le gustaba cantar huaynos, así como las serranitas de los poetas Arias Larreta, valses, rancheras, boleros y yaravíes. Tenía buena voz para la interpretación, por lo que era muy ovacionado por sus oyentes.

Sus amigos de Santiago de Chuco como los profesores Julio Geldres Aguilar y Álvaro Rojas Paredes, cuando tuve la oportunidad de visitarlo a sus casas me relataban que Luis De la Puente le gusta cantar, de igual modo el profesor Segundo Vejarano Escobedo, gran amigo e integrante del MIR, en una conversación me relató que el guerrillero cantaba con bastante frecuencia las canciones Palomita, China julcanera, Ferrocarril de Chimbote y otras. Con dichas manifestaciones de sus amigos y paisanos se concluyen que De la Puente tenía un talento natural para el canto y una voz melodiosa que impactaba al oyente, en algunos casos lo estrenaba en las serenatas en su lar natal, reuniones amicales o familiares.

Para dar solidez a lo relatado, presento los testimonios de sus amigos que tuvieron la oportunidad de compartir sus ideales:
El abogado Manuel Pita Díaz, amigo de las aulas universitarias y de pensamiento ideológico, dice lo siguiente:
“En 1955 una comisión presidida por Lucho y conformada por Walter Palacios Vinces, Eithel Mc Gowen y el autor de esta nota asistíamos a una Convención Universitaria en la Facultad de San Fernando. Una redada policial a las dos de la mañana nos condujo del hotel a la Penitenciaria. Fuimos recluidos en celdas recién construidas en la azotea. Ambiente al que por su implementación sin estrenar, le llamamos “el Crillón” (hotel 5 estrellas en boga).
Nos dimos que también estaban Ramiro Prialé, Antenor Orrego, Armando Villanueva, Javier Valle Riestra y otros connotados dirigentes apristas. Vecino de celda mío fue el General E.P. Marcial Merino Pereyra que comando frustrado golpe militar contra Odría desde Iquitos. Ambos éramos celendinos y estábamos ligados por vieja tradición familiar. Ello sirvió de nexo para que en subsiguientes días a las horas de “suelta” para solearnos, él y los demás hiciéramos migas y nos enteráramos de pormenores de pronunciamiento y de la traición que lo frustró. Lucho, por su modo de ser sobresalió en el ambiente.
En las noches desde su celda, con barítona voz, cantaba canciones revolucionarias mexicanas aprendidas en el destierro: “Carabina treinta-treinta, “Torreón y Pancho Villa”, “Adelita” y otras como aquella marinera que comienza: “I desde aquí, de pie le grito al tirano: la libertad nunca muere, viva la Revolución”. Cuando todo parecía que se nos deportaba a Chile fuimos liberados sabe Dios por qué maniobras”.

El poeta Gustavo Valcárcel, amigo de ideología política, dice lo siguiente:
“Luis De la Puente no cultivaba la poesía, pero hubo una vinculación muy fraternal entre nosotros, especialmente con Juan Gonzalo ya que ambos recordaban marineras peruanas, de Cachicadán su tierra en la sierra de Trujillo, y que él conocía muy bien, entonces, como ambos tenían buena voz se ponían a cantarlas.
Anecdóticamente de él puedo decir que un jueves y viernes santo, estando en nuestra casa mexicana, dejó a un lado los ritos católicos y se quedó todo el día feriado a conversar con nosotros, a cantar con Juan Gonzalo Rose y hacer un brindis por el retorno próximo a la patria”.

La hija del poeta Gustavo Valcárcel, la poetisa Rosina Valcárcel, quien tuvo la oportunidad de niña de conocer en México a su tío Lucho, dice lo siguiente:
“En nuestro mundo subterráneo los días sábados había estrellas. Gustavo derrochaba los pesos y con el norteño cocinaban muy bien. Mientras Juan Gonzalo sacaba un cajón y a dúo cantaban valses: -"Déjame que te cuente limeña…" (Qué voz la de Lucho y qué talento el de Rose). Los vates bebían tequila o ron cubano, el Güero prefería un vaso de pulque o Coka Kola”.

El periodista Humberto Castillo Anselmi, amigo cercano dice lo siguiente:
“Yo lo conocí de cerca. Y lo recuerdo ahora que ha muerto. Recuerdo por ejemplo cuando pulsaba su guitarra y cantaba valses criollos o boleros melancólicos con su voz aguda de imprecisos matices”.

Luis De la Puente Uceda, era un líder natural, tenía la capacidad de llegar directamente a las personas y transmitir con pedagogía su misión sobre el cambio social y revolucionario de nuestra sociedad peruana, con su talento para cantar todo tipo de canciones, donde hacía gala de su voz melódica que enternecía a los oyentes quedándose sorprendidos por dicha aptitud, lo hacía al mítico guerrillero, un personaje íntegro y un gran ideólogo revolucionario que luchó por sus ideas antimperialistas, buscando la justicia social.

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
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