EL ZORZAL EL MENSAJERO DE LOS DIOSES ANDINOS

Dr. Javier Delgado Benites (*)

El zorzal es un ave mediana de tamaño de 20 a 25 cm aproximadamente, de color pardo cenizo homogéneo y sin brillo, pico y patas naranjas. Se le distingue por las posturas que asume, con la cabeza levantada, el pecho saliente, las alas inclinadas, como en posición de alerta. Avanza dando saltos y levantando la cola, se posa en la parte más alta de árboles y arbustos para cantar, su canto es melodioso y dulce que anuncia la lluvia. Su vuelo es rápido y algo agitado. Cuando la estación esta fúlgida de frutos maduros canta alegre y se alimenta, pero al término de la estación se pone triste, no canta y se alimenta de lombrices. El zorzal con su canto cíclico es el agente del origen de la agricultura.

En mi niñez en Santiago de Chuco, me contaban mis abuelitas cuando los visitaba, así mismo mis padres relatos sobre el zorzal, donde se le atribuyen todos los males que existe en el mundo andino, pero a dicha ave no lo inquieta que se sonrían de su ignorancia, sino de su curiosidad. Gracias a esta ave ladina, los hombres cambiaron su destino.

Ahora cuando voy a mi tierra me llena de alegría escuchar al zorzal con su canto solitario, sinfónico y elegante.

Les presento algunos relatos que me contaban.

COMER UNA SOLA VEZ

El creador había escogido al zorzal como su mensajero y pregonero. Un día lo llamó para encomendarlo algo importante de anunciar a los hombres la ley de alimentación que les regiría para siempre. Le había dicho:

·       Vuela a la cima más alta y anúnciales en voz alta: Los hombres desde hoy, comerán solo una vez durante tres días.

Pero el zorzal pregonó al revés:

·       Nuestro creador manda que desde este momento los hombres comerán tres veces en un día.

El creador, al ver su ley cambiada castigó al zorzal cobrándolo como pregonero eterno para que anuncie el amanecer y el anochecer, la lluvia. Y lo que coma no se detenga en su estómago, se dice que su intestino es recto por lo que va defecando mientras va comiendo.

LOS DIENTES DEL HOMBRE

El creador lo ordenó al zorzal para que nos trajera el diente y lo dijo:

·       Le pondrás eso al hombre.

El zorzal vino llevó el diente, pero de pronto, en el camino, le dio hambre; encontró que en el patio de una casa estaban secando bastante maíz. El zorzal dejó en el suelo el diente que traía y empezó a comer los granos sueltos que estaban ahí hasta llenar el buche. Después ya no pudo encontrar el diente que el creador lo había mandado poner a los hombres. Como el maíz blanco y los dientes son iguales, se habían mezclado. El zorzal ya no pudo reconocer el diente, entonces tomó un grano de maíz blanco de ese patio y se lo puso al hombre.

Por eso los dientes se pican, se carean y duelen. Si el zorzal le hubiera cumplido con el mandado del creador, no se picarían, no se carearían. Las personas no andarían con el dolor de muelas como ahora.

Cuando el zorzal se presentó al creador para manifestar el mandado, el creador lo regañó:

·       Eres un mentiroso.

Le castigó en el trasero, dejándolo rojo. Por eso, el zorzal tiene el trasero rojo.

LAS ENFERMEDADES Y PARÁSITOS

El creador llama al zorzal para encomendarlo algo importante. Le dio una olla de oro bien tapada para que lo arrojara en el río, el zorzal estuvo parado un buen rato riñendo por curiosidad y prohibición. Cuál sería su curiosidad del zorzal que simuló haberse olvidado del mandado y abrió la tapa de la olla.

Entonces salieron de un solo golpe todas las enfermedades y parásitos. El zorzal, vuelto del susto tapó la olla y lo arrojó a las aguas corrientes del río. Los piojos comenzaron a picarle, asustado y rascándose los más disimuladamente compareció ante el creador, quien simulando no saber nada, le pidió la cuenta. El zorzal comenzó a mentir mientras los piojos caminaban sobre su plumaje, y al final, desesperado, comenzó a despiojarse delante del creador, quien le azotó hasta reventarle las nalgas y le manifestó:

·       Desde hoy pasarás tu vida saltando sin tregua. Por las noches te sobresaltaran el hambre y amanecerás hambriento.

Y desde esa vez el zorzal lleva la búa en su trasero y la tripa se le hizo un recoveco por eso defeca cuando come y de inmediato y proverbialmente azotado por el hambre porque el castigo divino es eterno.

 

(*) Doctor en educación, ingeniero químico, licenciado en educación, investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades, directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.

 

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