LUIS DE LA PUENTE UCEDA VIVIÓ ORGULLOSO DE NACER EN SANTIAGO DE CHUCO
Dr. Javier Delgado Benites (*)
Luis Felipe De la Puente Uceda, amó afectuosamente a su tierra natal, Santiago de Chuco. De ahí fueron sus orígenes familiares, estudió su primaria, tuvo los mejores amigos, con quienes disfrutó las tradiciones y costumbres de su pueblo, nació la ferviente devoción al Patrón del Pueblo el Apóstol Santiago “El Mayor”, fundó la Asociación 7 de junio y después la Federación de Estudiantes Santiaguinos (FES), con esta última, obsequiaron las bancas para la plaza de armas (destruidas por el nefasto actual alcalde) y libros para la biblioteca municipal.
Santiago de Chuco ya no es el pueblo andino que lo disfrutó, donde la
todas las casas eran de abobe o tapiales y sus techos de dos aguas eran de
teja, de balcones, ventanas, portadas y escalones de madera.
Y tampoco es el pueblo silencioso, que se encontró poco antes de cumplir los aproximadamente los 38 años, cuando viajó de incógnita a la fiesta del pueblo en julio por última vez, donde bailó con algarabía en la plaza de armas, porque se encontraba perseguido y regresó con la llave de la fe de iniciar la lucha guerrillera en la Convención en el Cuzco.
Los ríos, los cerros y los lugares donde gozó su estancia andina siguen ahí de pie firme. También se encuentra el Apóstol Santiago “El Mayor”, de quien fue su devoto, se encuentra con su templo renovado.
Su casa natal del mítico guerrillero del MIR de 1965, actualmente una parte está deteriorada, sería necesario y urgente que lo declaren monumento histórico y convertirlo en museo, eso sería la mejor reivindicación al pueblo para celebrar el 2026 el centenario de su nacimiento.
La mayoría de personas que lo han conocido y lo trataron a Luis Felipe, lo describen como un hombre extremadamente generoso, que decidió volcar esa generosidad en la gente que lo necesitaba y sobre todo hacia el mundo de las ideas revolucionarias y las conciencias de clase.
Luis Felipe fue un hombre caritativo, que derrochaba una profunda generosidad y adhesión a los humildes, lo animaba el amor y no el odio: amor a los pobres, a los nativos e indígenas, a los niños. Amó la cultura, admiraba al poeta César Vallejo, tocaba guitarra y cantaba, rancheras, yaravíes y huaynos.
De la Puente vivió orgulloso de sus orígenes andinos de Santiago de
Chuco, de ese amor
a su origen se deriva todo lo demás: su condición humana y su honradez política
en la lucha guerrillera.
“Nuestra
patria vive una profunda crisis de fe”
LFDPU
(*)
Doctor en educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación,
investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades,
directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
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