MI SANTIAGO DE CHUCO INOLVIDABLE
Dr. Javier Delgado Benites (*) Santiago de Chuco, el pueblo donde nací, de biósfera envidiable, el sol refleja sus primeros rayos con dulzura generosa. Los cerros o lomas se enseñorean matices en cada estación del año, los ríos y quebradas bajan, desde las jalcas, parlan con los duendes del camino. Las plantas y las flores silvestres desperdigan su esencia y belleza natural, los cernícalos, águilas y halcones realizan contorsiones circenses antes de agarrar a sus presas. Los eucaliptos, alisos y quinuales ocultan al sol y a la luna, mientras que los gorriones, los jilgueros y los tordos cuchichean en sus nidos. La fragancia del limoncillo, menta, toronjil, romero de los huertos, del pan del horno en los atardeceres y los chicharrones de chancho de las casas, son inolvidables. Las casas en el pueblo tienen humo eternizado sobre sus techos de dos aguas, por las puertas de madera salen el olor de los aderezos, el jamón y el caldo de cabeza. En las faldas de sus laderas y val