UN AÑO DE SU PARTIDA DEL POETA ENRIQUE ULLOA TORRES
Dr. Javier Delgado Benites (*)
Al cumplirse un año de su partida del poeta Enrique Ulloa Torres en Italia, quiero narrar un acontecimiento personal que me ocurrió, antes de enterarme de la fatídica noticia, se trata sobre la pesadilla que en mi lar natal lo relacionan con la muerte.
En Santiago de Chuco es bastante arraigada la creencia de las pesadillas, que lo da en los sueños a las personas. En mi hogar, mi padre era muy proclive a la pesadilla, cuando era niño y adolescente, lo he visto delirar en la noche a mi padre, cuando dormía, incluso me asustado, porque pensaba que se estaba muriendo. Cuando lo daba la pesadilla a mi padre, era ocasión que algún amigo o familiar falleciera. Mi padre por su negocio que realizaba, tenía muchas amistades principalmente campesinos que llegaban constantemente a la casa.
En mi tierra natal, las pesadillas se interpretan como que algo va suceder con el fallecimiento de algún familiar o amistad. En mi caso personal, cuando me da la pesadilla, en ciertas circunstancias, es innegable que algún familiar íntimo o amigo cercano va a morir.
En lo que se relaciona con el fallecimiento del poeta Enrique Ulloa. El día viernes 10 de noviembre del 2023 a la una de la madrugada, en Italia sería las siete de la mañana, me dio la pesadilla en el sueño, en el estado inconsciente que me encontraba, sentí que alguien me presiona, no podía moverme ni vociferar, en ese momento, no era capaz de nada, hacia los esfuerzos necesarios, pero sentía que no podía, en esos instantes que supuestamente forcejeaba, me desperté asustado, prendí la luz, el silencio de mi habitación reinaba, la noche era un mutismo absoluto, en esos instantes pensé y me pregunté: ¿Quién irá a morir?, imaginándome de algún familiar o amigo; la calma volvió en mí, me tranquilicé, apagué la luz y retomé el sueño, me desperté a las cinco de la mañana, cogí el celular y revisó el Facebook, en el perfil de su cuñada, me doy con la ingrata noticia que mi amigo y compañero de promoción Enrique Ulloa Torres, había fallecido, me quedé consternado, me dolió en el alma y sentí su partida con mucha tristeza, no lo podía concebir la noticia; relacioné en ese instante la pesadilla que horas antes me había sucedido. La intriga era saber de qué había fallecido, que lo había sucedido.
Las horas pasaban, tenía que cumplir mi rutina de trabajo docente, ese día, fue un día no atractivo, esperé unas horas para llamar a su hermano César que radica en España, para preguntarle y me confirmará la noticia, que había fallecido en un accidente de tránsito en una de las vías de alta velocidad en la región de Milán. Con la noticia comprobada, la congoja reinó en mí, ese día fatídico, que lo recordaré siempre.
Al cumplirse un año de su repentina partida, el tiempo ha pasado, en setiembre sus familiares trajeron de Italia sus restos a Santiago de Chuco, con el objetivo de cumplir sus deseos, ahora yacen en el sitio que tanto deseaba, está acompañado de los cerros, los eucaliptos, las pencas y toda la cosmovisión telúrica y magnética. Ahora hay una razón más, para ir a visitarlo y parlar el tiempo necesario en su morada infinita.
Se extraña al amigo, al poeta
por su compromiso con la cultura y sus ideales progresistas, jamás se podrá
olvidar a la gran persona que fue. Su legado de su poesía irá creciendo con el transcurso
del tiempo y se irá inmortalizando por siempre.
(*)
Doctor en educación, ingeniero químico, abogado, licenciado en educación,
investigador del Instituto de Investigación en Ciencias y Humanidades,
directivo del Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, docente universitario.
Textos
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